El gobierno y el SUNTRACS han medido fuerzas esta semana. El saldo ha sido daños a la propiedad privada, la detención de más de 240 obreros y una marcha, que no logró recepción de los altos cargos del Ejecutivo. Ahora se vislumbra una amenaza de huelga y marchas o piqueteos en 14 puntos del país y la capital. La acción sindical busca forzar la liberación de los obreros detenidos desde el martes.
Al mismo tiempo, las autoridades no definen claramente el status de los detenidos, lo que se puede traducir en arrestos arbitrarios, de definirse el caso en el área administrativa.
Es por eso que la justicia debe jugar su papel y pronunciarse con celeridad en torno a los Habeas Corpus interpuestos.
El hecho de que el mandatario Ricardo Martinelli mantenga ahora un índice de aprobación del 76%, no puede justificar todo tipo de acciones por el gobierno. Hay que saber usar el poder y no excederse.
Tanto gobierno como gremios y sindicatos deben tener tolerancia y mantener las puertas abiertas al diálogo. Los sondeos revelan claramente que la población respalda las luchas sindicales, pero al mismo tiempo rechaza la violencia.
El gobierno debe asimilar también que aunque logró un aplastante apoyo en las urnas, no puede pretender atropellar o arrinconar a quienes los cuestionen.
La Fuerza Pública también debe ser comedida en sus actuaciones y sus jefes deben entender que no tienen carta blanca para hacer lo que quieran al momento de reprimir una manifestación.
El recurrir al viejo manual represivo que se utilizaba en la década del 80, cuando se llegaban en carros de bomberos a reprimir manifestaciones y ahora en autobuses del transporte público, son cosas que deben ser analizadas, porque luego se salen de control y no hay quien le ponga un alto.
Después de la tormenta debe llegar la calma. Se requiere que las voces sensatas de ambos lados logren acercamientos durante el fin de semana, para tratar de calmar la situación y no entremos la próxima semana en nuevos enfrentamientos.