Las victorias de las selecciones de Alemania contra Inglaterra y de Argentina contra México fueron categóricas y decisivas; pero también cubiertas con un velo de controversia que revive el debate sobre reformas a las reglas del fútbol, uno de los deportes con los reglamentos más rígidos.
Estando el partido 2-1 a favor de Alemania, el árbitro uruguayo Jorge Larrionda se comió un claro gol de los Ingleses que representaba el empate, y que tal vez hubiese cambiado totalmente la dinámica del juego. El balón prácticamente pasó medio metro la línea de gol.
Al final, los efectivos contragolpes teutones y una mala defensa de los ingleses inclinó aun más el marcador en un contundente 4 a 1, pero los ingleses se seguirán quejando de esto por décadas.
Igual revuelo causó el primer gol de Argentina contra los aztecas, un rebote en el que Lionel Messi alimentó a un Carlos Tévez claramente adelantado. El único que no se dio del "Offside" fue el juez de línea, y el árbitro italiano Roberto Rosetti convalidó la anotación. El marcador final, quedaría 3 a 1 a favor de los argentinos.
Lo sucedido ayer añade más argumentos a los clamores de quienes reclaman que los árbitros se apoyen de la tecnología de "repetición instantánea" para los goles polémicos, o que al menos se incluya a un oficial detrás del área de gol, cuyo trabajo sea confirmar si el balón ha pasado la línea de gol en jugadas cerradas.
Alemania y Argentina hicieron los goles suficientes para evitar especulaciones sobre los resultados. Aún así, la polémica está servida una vez más.