Cuando uno escribe de estos temas, lo primero que piensa el resto de los mortales es que uno está pasando por una mala situación amorosa, pero a decir verdad las cosas no siempre son así. Más bien son situaciones que se presentan alrededor, de allí nace la curiosidad por conocer más y más.
Hoy les queremos hacer referencia a los celos, los que en alguna etapa de la vida, y no necesariamente en casos amorosos, ha sido parte de nuestras vidas. Ahora, hay que resaltar que los celos no son otra cosa que ese sentimiento que embarga a una persona, y que en ocasiones se da sin fundamento alguno, sino por el pensamiento y el temor a la pérdida de la persona que se quiere.
Es como menciona el motivador John Maxwell en su libro Lo que marca la diferencia, el temor puede lograr que lo que se teme se vuelva realidad, aunque no exista causa, pues éste es uno de los problemas de la actitud.
Pero según menciona Freud, los celos tienen sus raíces en experiencias infantiles que alguna vez se experimentaron. Claro, existen dos grandes diferencias de los celos: los normales y los patológicos.
MIEDO A LA PERDIDA
Siempre se ha dicho que los celos se deben a la inseguridad emocional de una persona; sin embargo, esto no es así en la mayoría de los casos. Casi siempre los celos son normales y no patológicos porque son el resultado de un tercer factor real que perturba el equilibrio de la relación.
Los celos normales son justificados porque nos invade un malestar al sentir que nuestra pareja expresa una atracción por otra persona que no somos nosotros. Y es que los celos son eso, el miedo a perder al ser que amamos y con quien deseamos compartir toda la vida, por las muchas satisfacciones, por lo que tal vez sea normal sentir ese miedo. Aunque esa "celadera" es la que lleva a una ruptura amorosa.
El problema se da cuando la furia y la intensidad de los celos sobrepasa lo normal, porque esos ataques de rabia y dolor desgastan la relación, la transforman en un infierno y crean una sombra en el amor. Por causa de los celos se puede llegar a la violencia familiar y a crímenes pasionales, como ha ocurrido en muchos casos.
El problema está en que la persona celosa patológica siente la total pertenencia de su pareja y la ve como una posesión, cree que su cuerpo y sus sentimientos le pertenecen.
Muchos expertos aseguran que "cuando una persona siente celos, es porque ve a su pareja como algo que le pertenece. Los celos surgen porque dejamos de ver a nuestra pareja como un sujeto y lo empezamos a ver como un objeto de nuestra propiedad. Sin embargo, los celos y la infidelidad no son propios del ser humano, sino que son conductas aprendidas".
Los celos cuando superan una dosis razonable, destruyen la pareja. Por ejemplo, es razonable que nos podamos sentir celosos cuando una persona de nuestro mismo sexo habla regularmente con nuestra pareja. Pero a la larga, los celos pueden llegar a destruir la relación: la amenaza constante, sentir que se está observando cada comportamiento, hará tarde o temprano que la pareja cambie su forma de comportarse y se canse. En fin, éstos pueden ser una manifestación de amor, pueden ser positivos mientras se respeten las normas aceptadas, tanto por el hombre como por la mujer.