Rescate del olvido tiene el honor de presentar al maestro Efraim Espino, uno de los pocos pintores realmente itinerantes que quedan en el mundo.
El especialista en arte, el mexicano José del Bosque, afirma que en un periplo existencial que ha llevado a Espino de Centroamérica a Suramérica y de allí a América del Norte y a Europa, agrega: que en todos estos sitios ha dejado manifestaciones de cómo "retoma formas totémicas como Lam y figuras aladas como Tamayo y las pone a girar en un universo sin gravedad, como Matta y con un colorido asombroso y a la vez oscuro".
Espino, desde su exposición individual en la Galería Habitante en 1982, ha ido creciendo inconmensurablemente como pintor.
En 1984, expuso en el DEXA en la universidad de Panamá, y en el año 1996, en la Galería Museum. Este pintor, que nació en Las Tablas en 1957, se formó en la Facultad de Arquitectura y en la Escuela de Artes Plásticas, alternó mucho en la Casa del Arte en los años 70, y es un artista muy respetado por los pintores panameños, sobre todo, porque se atrevió, a diferencia de otros, a incursionar más allá de nuestras fronteras donde ha tenido mucho éxito.
Entre los maestros que de alguna forma han influido en sus obras, figuran nombres como el de Francisco Toledo, Rufino Tamayo y el del cubano Wilfredo Lam. Actualmente vive en Dinamarca y viaja constantemente a Italia, México y otros países europeos para realizar sus exposiciones. Ahora presentamos el análisis del profesor emérito de nombre Ib Johansen, que presentó en el catálogo con motivo de la exposición este 9 de abril de 2008, en la ciudad de México en la Galería Artdicre y José del Bosque.
EL COLOR COMO FORMA PO�TICA Exposición, Galería Artdicre, México D. F. Efraim Espino
El arte pictórico de Efraim Espino puede, ya sea directa o indirectamente, colocarse en relación con una tradición latinoamericana (tanto teórico estética como de práctica artística), casi omnipresente en el espacio continental americano.
Lo que se asocia mentalmente con esta tradición, dentro del arte pictórico, es no menos su fuerte y arriesgada coloración expresiva, un lenguaje formal de alta dromaticidad en colores, como por ejemplo, con los muralistas mexicanos (Rivera, Siqueiros, Orozco, Tamayo, entre otros, y además un elemento de fábula, que lo vincula al estrato místico de su cultura, con esto incorporando una amplia gama de mitos y leyendas indígenas; podemos paralizar a este cultivo de la fábula y la leyenda dentro del realismo mágico literario (presente en Márquez, Asturias, Carpentier, Fuentes, entre otros, como una correspondencia picto - artístico paralelo a la ocupación intensa con un mundo americano nativo de mitos y leyendas.
Al otro lado, uno se encuentra con la gran muralla de Leonora Carrington "El Mundo Mágico de los Mayas" de 1963 (ahora en el Museo Regional, Tuxla Gutiérrez), donde la artista se basa en el clásico poema épico maya Popul Vuh (anotado por un indígena anónimo de lo que hoy en día es Guatemala entre 1554 -1558). De esa manera en la puntura Leonora Carrington dejando que un arco iris forma un puente entre varios mundos diversos, y enlazar la armonía espiritual indígena combinada con elementos formales explícitos cristianos (la cruz, la iglesia en Chamula).
