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EDITORIAL
Transmisi�n de mando sin partidas
La transmisi�n de mando es evento de importancia p�blica que materializa la transferencia de los poderes, ejercicios y legitimidades que el r�gimen saliente realiza a favor del triunfador que accede, y en tales solemnes ocasionen los sujetos del mismo ofertan sesudos discursos, entregan distinciones y reafirman los par�metros de democracia y libertad en que asienta el sistema pol�tico. A los actos de asunci�n de un mandatario se convoca a preclaros dirigentes de la vida p�blica internacional, y personeros de c�spide del acontecer nacional; ocasiones en las que presidentes de elevadas estimas populares comparten tribunas con obsoletos reg�menes imperiales y de reinado, as� como dirigentes de toldas opositoras acogen el alero equitativo de la democracia. Ahora, en Panam�, a escasos ocho d�as del cambio de mandatarios los paname�os nos informamos que el r�gimen que fenece no contempl� partidas presupuestarias para sufragar las erogaciones del evento transmisor, con lo cual queda de manifiesto el chato, aplastado, nivel �tico de quienes resultan responsables de la omisi�n, y las durezas financieras que deben solventar los triunfadores para enfrentar los desembolsos, para materializar una presentaci�n de �ndole multitudinaria, que se espera acoger� m�s de treinta mil espectadores en el nuevo estadio capitalino. El suceso es trascendente: La segunda mujer presidente en Am�rica Latina, y la primera en Panam�, asume el mando para dirigir la naci�n en condiciones de precariedad legislativa y municipal, que analistas califican de dif�cil gobernabilidad; motivos que concitan a centenares de periodistas de televisi�n, radio y prensa; as� como la de estudiosos y conocedores de los �mbitos pol�ticos que intentan precisar los derroteros del mando gubernativo que se instalar� en el pa�s. El desgre�o y dispendio que el r�gimen perred� demostr� con m�s de ochenta y dos viajes presidenciales, de boato y pretensiones al extranjero; los fara�nicos despachos remodelados para los preferidos del sistema, constrastan con la escasa colaboraci�n y aportes al acto solemne del primero de septiembre. Analistas del acontecer patrio atribuyen un basamento de retaliaci�n, de castigo, que el mandatario saliente intenta imponer para sancionar la negativa popular de aprobar la reelecci�n inmediata, propuesta en el refer�num. A pesar de las limitaciones; afirmando el sentido popular y social del r�gimen arnulfista en perspectiva, los responsables del evento, auguran masiva concurrencia, con jolgorio p�blico, en desplante de fuegos de artificio y c�lidas proclamas de cambio y avance, dando esperanza al desprotegido de la fortuna, cuyas materializaciones deber�n producir en el quinquenio que se inaugura el mi�rcoles primero de septiembre, un renovado pa�s, solidario y justiciero.
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PUNTO CRITICO |
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