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MENSAJE
Si todo iba a ser tan breve, �por qu� empec�?
Hermano Pablo
Peque�a y sencilla era la tumba aquella. S�lo p�jaros y mariposas la visitaban. Hojas de los robles y p�talos de las rosas ven�an a adornarla, tra�das por el viento. No se ve�an visitantes humanos, ni flores, ni cirios se pon�an. En la l�pida, blanca y sencilla, un nombre, una fecha y una inscripci�n. La inscripci�n: �Nueve meses de vida. Si todo iba a ser tan breve, �por qu� empec�?� Nada m�s para testificar del dolor que dej� en una joven pareja la prematura partida de su amado beb�. �Por qu� la vida es tan dispareja y desigual? �Por qu� hay ni�os que nacen ricos, inteligentes, sanos y vivaces, y hay otros que nacen para vivir en la desgracia? �Por qu� hay pobres y hay ricos? �Por qu� hay gente que vive rodeada de riqueza y de bienestar, y al parecer todo les va bien, y hay quienes beben l�grimas, tragan sinsabores y paladean s�lo el infortunio? La verdad es que podr�amos multiplicar los porqu�s hasta el infinito. Y podr�amos tambi�n quejarnos contra Dios, y levantar con ira el pu�o al cielo, y renegar de Cristo y de la fe y de la Palabra de Dios, y exclamar: ��Este mundo es injusto: acabemos con �l!� Estas injusticias de la vida han llevado a algunos al ate�smo o al escepticismo; otros han optado por creer en la reencarnaci�n. Y a�n otros han llegado a encogerse de hombros y a decir de modo fatalista: �Nada tiene remedio.� Sin embargo, no debemos llegar a estas err�neas conclusiones. Es cierto que la vida presenta muchas desigualdades y que hay muchas cosas incomprensibles a nuestra raz�n. Pero tambi�n es cierto que hay un Dios santo y bueno que ha trazado leyes justas para nosotros, y que hay un Salvador que est� presto a socorrernos y salvarnos. La Biblia dice: �Nunca preguntes por qu� todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas� (Eclesiast�s 7:10). Aunque no podamos explicar la causa de cada mal que hay en el mundo, ni por qu� el hijito �nico de un joven matrimonio tenga que morir a los nueve meses de edad, una cosa s� sabemos, y es que Cristo vive, y que consuela y fortalece y alienta. Invitemos a Cristo a venir a nuestra vida hoy. Porque s�lo �l calma nuestra ansiedad y responde a nuestras inquietudes.
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