|
Siendo tan pocos, deberían reinar entre ellos la armonía, el afecto, la tolerancia. Son ésas las virtudes que se asocian con una familia minúscula. Pero a juzgar por el gatuperio que se ha formado en sus predios, no son aquéllos, precisamente, los rasgos que predominan entre los demócrata-cristianos (o, como se hacen llamar actualmente, �populares�).
�Fraude electoral? �Robo de urnas? �Disparos al aire, en el partido de la estrella verde-azul? Insólito, pero cierto: Ese es el parte policivo del pugilato que fueron las elecciones internas del 26 de octubre.
Hasta la Fiscalía Electoral han llevado su pendencia. �Será que los demócrata-cristianos han adquirido, por ósmosis, las proclividades tramposas de sus aliados perredistas?
Lo malo se pega cuando se anda en malas compañías. Además, se corre el riesgo de que el más malo cruce al menos bellaco. Que lo diga quien hace unos meses se corría a robo que entraría en la nómina presidencial, pero hoy es tan solo uno más de los quince pretendientes.
Para sobrevivir y alcanzar una vicepresidencia, los verde-azulosos renegaron de sus principios y se entregaron al PRD, que hoy los pasa por manteca. De alianzas electorales en circuitos y municipios, nada.
Y lo de la vicepresidencia va por mal camino, ahora que el ruido de las maracas de un Rubén ha logrado ahogar los lamentos y reclamaciones del otro. �Piden pan, no les dan; piden queso, les dan hueso.� Cuidado acaban por cortarles el pescuezo. |
