Cuando la mayoría en Panamá se prepara para celebrar las fiestas de Navidad y de Año Nuevo, dos humildes hogares se llenan de luto, tras la muerte ayer de dos obreros que laboraban en un edificio en construcción de Costa del Este.
La construcción es uno de los oficios más peligrosos y por eso nunca se deben descuidar las medidas de seguridad. Los trabajadores cayeron desde una altura de 15 pisos cuando realizaban labores en torno a un ascensor de materiales.
Hace algunos años y después de más un centenar de muertes en los últimos 10 años y constantes protestas virulentas, por las pésimas condiciones de inseguridad que tradicionalmente existió en la industria de la construcción, se promulgó un reglamento que regular la Seguridad, Salud e Higiene en esta actividad.
Con esas normas la sociedad panameña esperaba que no se volvieran a repetir las dantescas imágenes de obreros mutilados, aplastados en el suelo o enterrados vivos en los subterráneos de los nuevos proyectos de rascacielos que adelanta la pujante industria del acero y cemento.
El reglamento establece la constitución de los "Comités de Seguridad" en cada proyecto inmobiliario, tanto en los que son promovidos por empresas privadas como los que desarrolla el sector público. Lo malo es que muchas veces las leyes y otras disposiciones quedan en letra muerta.
Cuando se registran constantemente accidentes fatales, significa que una instancia, o más de una, no están haciendo su trabajo de prevención frente a una actividad de alto riesgo.