Mireia Belmonte practica natación de alta montaña

La medallista olímpica española distrae la carga de 1.000 kilómetros de piscina con sesiones de ski durante 47 días de concentración en Sierra Nevada.

Por: http://deportes.elpais.com/ -

Reyes Santa Olalla es abogada. Pero se pasó media vida suspendida en el aire cabeza abajo en la alta montaña. Hasta el año pasado compitió en la Copa del Mundo en la modalidad de esquí acrobático. Cuando cumplió los 30 conquistó su último campeonato de España y se retiró. Ahora vive en Granada. Pero durante el invierno, en los días perfectos, cuando la nieve ha estado en su punto y el sol ha permitido una visibilidad completa, ha regresado al Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada para recoger a Mireia Belmonte y subir juntas a las faldas del Veleta a esquiar. Mireia Belmonte, ganadora de dos platas de natación en los Juegos de Londres, se ha propuesto ganar un oro en Rio, en 2016. Este invierno sumó 47 días durmiendo y nadando en el CAR de Sierra Nevada desde las Navidades, a 2.400 metros de altitud. El aumento de la capacidad de oxigenación del organismo en la altura ha convertido a muchos nadadores olímpicos en habitantes estacionales de centros de esquí. Junto con los equipos de Alemania y Estados Unidos, el grupo que encabeza Mireia, bajo la dirección técnica de Fred Vergnoux, está a la vanguardia de la experimentación. “Puede ser que este invierno sea más duro que el invierno que viene”, dice Vergnoux, que tiene la cara tostada de tanto mirar la nieve resplandeciente desde las ventanas. “Nuestro reto fue hacer diez semanas seguidas con una carga de 100 kilómetros en la piscina. Nunca he hecho esto antes. En total completamos 1.000 kilómetros. Esto significa que no llegamos en perfectas condiciones al Open de España, pero será una inversión enorme para después. ¿Cuándo? No lo sé. No sé si le sacaremos partido en el Mundial de Kazán de agosto de 2015, o en diciembre, o en los Juegos de Rio. El año que viene en enero y febrero haremos más volumen pero menos semanas”. En total, Mireia tiene previsto pasarse 71 días encapsulada en Sierra Nevada. Durmiendo en cámaras isobáricas, madrugando para meterse en el agua a las 8.00 cada mañana y haciendo sesiones de fuerza en el gimnasio hasta la hora de comer. Y luego la siesta, el agua, y la cámara isobárica otra vez, en una rutina que solo rompe para ponerse el casco y salir a esquiar. El esquí obra una suerte de liberación psicológica y física. A Reyes Santa Olalla le entusiasma ejercer de instructora ocasional de los nadadores. “Todo lo que trabajas con los esquíes es diferente”, dice. “Equilibrio, coordinación, tener chispa a la hora de tomar decisiones que en el agua no tienes que tomar... En la nieve tienes que decidir rápido según cómo veas el terreno. Para ir por un lado o por otro. Creo que a Mireia le hace bien. Yo he estado entrenado mucho en el CAR, sé que Fred entrena muchísimas horas, y cuando estás cuatro semanas seguidas entre cuatro paredes se te puede hacer muy duro. Salir a la naturaleza te puede aportar cosas positivas fundamentales en el aspecto emocional”. Vergnoux suspira: “Los nadadores no estamos hechos para el ski. Las pistas están a 3.000 metros y no a 2.400, donde está la piscina. Estamos haciendo un deporte de contacto con agua congelada, el mismo elemento de la piscina pero en estado sólido. También es un deporte de deslizamiento pero en los virajes no te comportas igual… La gente me pregunta: ‘¿Qué tiene que ver con la natación?’ ¡Puede ser que nada! Pero para mí es importante porque en la montaña hay algo. Y no puedo poner otra palabra que no sea energía. Cuando venimos en enero, febrero y marzo vamos a la nieve. Y en junio-julio vamos a caminar. Corriendo en el campo, fuera, solos, tranquilos. Sientes esta plenitud. Es otro mundo. A mucha gente esto le proporciona satisfacción. ¿De dónde viene sino esa felicidad que tantos alpinistas sienten al estar a 5.000 metros de altura a 50 grados bajo cero? ¿Qué pasa aquí? Intento transmitirlo a los chavales. La época en la que viven, de los 17 años hasta que se acaba el alto nivel, es el mejor momento de la vida. Mi responsabilidad es que la gente sea consciente de que, primero, esto es extraordinario y están haciendo cosas extraordinarias; y segundo que esto se acaba. Porque si no saben que se acaba cuando se acabe no les resultará fácil”. El grupo de Vergnoux está compuesto por María Heras, Jimena Pérez, Antonio Arroyo, Paul Gil, Alice Mizzau, y Henrique Barbosa, además de Mireia. Los asiste Javier Argüelles, biomecánico del CAR y especialista en preparación física. Pero no cuentan ni con fisioterapeuta ni médico propio, como muchos nadadores que preparan el Mundial de Kazán. “Es el caso de la mayoría de los deportistas de alto nivel en España”, observa Vergnoux. “Francia no tiene infraestructuras como el CAR; pero el equipo francés nunca va sin fisioterapeuta ni preparador físico. Aquí tengo la suerte de que hay fisio y servicio de preparación física, pero no trabajan exclusivamente para nosotros. A veces están ocupados. Y cuando viajamos a la Copa del Mundo estamos solos”. “Parece que la gente piensa que Fred y Mireia cumplen y van a ganar los Juegos y el Mundial”, lamenta el entrenador. “Pero todos es cada vez más complicado, los países cada vez saben más, te copian, los rivales son más profesionales, intentan ganarte. Es la guerra deportiva. Mireia no va a ganar una medalla nadando como en 2012. Tiene que nadar más rápido. Y la gente no lo percibe”. La mayoría de los nadadores españoles de alta competición son reacios a abandonar el radio de acción familiar. El pelotón de Mireia es diferente. Han elegido la vida nómada, las dificultades inesperadas, la frontera entre lo conocido y lo extraño. “El agua es algo que Mireia conoce”, dice Reyes Santa Olalla. “Cuando sale a las pistas ella se sale de su zona de confort. En la montaña siempre hay otros riesgos. Tener estabilidad para asumir esos riesgos y poder decidir afrontarlos es una pequeña cosa que la ayuda a ser la deportista que es. Le da vidilla”.

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