Tokio 2020, más de lo mismo

Tokio 2020, más de lo mismo

Tokio 2020, más de lo mismo

Por: Roberto Acuña /[email protected] / @RobertoAcuna14 -

Paradójicamente, el fin de cada ciclo olímpico (periodo de cuatro años de competencias que llega a su cumbre con la celebración de los Juegos Olímpicos) siempre suele dejar en evidencia todos los males y desatinos del deporte panameño: la endeble o inexistente “planificación” conlleva al desorden, y resulta lógico que en medio de tanta improvisación los resultados deportivos sean pocos alentadores, salvo algunas excepciones, como Alonso Edward o Irving Saladino, que tuvieron que huir de aquí para desarrollar su potencial.

El 1 de enero de 2017 arrancará un nuevo ciclo olímpico, el ciclo de las quejas, le llamo yo. Nuevamente los atletas protestarán por la falta de apoyo, los presidentes de las federaciones se defenderán culpando a Pandeportes de no darles los recursos suficientes, y a su vez el ente rector del deporte nacional alegará que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) recortó drásticamente su presupuesto, por lo que “no hay cama” para darle dinero a tanta gente. Estamos jodidos.

Este es el nefasto panorama que se repite en cada ciclo deportivo, y por los vientos que soplan, el que empieza el 1 de enero del año entrante no será la excepción. Habrá quejas por todos lados; habrá dirigentes (políticos, algunos de ellos) que evidenciarán falta de voluntad para hacer correctamente las cosas y los atletas volverán a llevarse la peor parte. Eso es lo que sucederá, porque, como dice el adagio: “loro viejo no da la pata”.

Y en el 2020, de seguro, estaremos hablando de los mismos problemas, se traerán a la palestra los mismos pretextos y las mismas quejas para cerrar otro círculo vicioso. Las elecciones federativas serán en el 2018, y lo más probable es que varios de los actuales dirigentes se reelijan.

Hace rato que necesitamos una revolución deportiva. Una revolución en todos los sentidos. Y también hay atletas que deberán revolucionar su mente, porque, a sabiendas de que llegaron a su tope, tras participar, invitados, en varios Juegos Olímpicos, intentan mantenerse vigente para seguir pegados a la teta del Estado, sin importarles el papel que hagan. Hay veces en que hay que saber decir: hasta aquí llegué.

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