Comercio informal, paisaje capitalino desgastante

La economía informal se apodera de las calles del área metropolitana, con una variedad de productos al servicio del conductor

Por: Redacción Web -

El comercio informal en las calles capitalinas se ha convertido en parte del paisaje. En el semáforo puedes conseguir agua, soda, ambientadores para auto, lentes, cargadores de celulares, periódicos, chicles, chocolates, frutas, verduras, plantas y más. Los hombres y mujeres que a diario salen para ganarse el pan, tratan de ingeniárselas con una variedad de productos. Pero... sería imposible no mencionar a los limpiadores de vidrio y los bien cuidados que están día y noche, quieras o no. El fenómeno del comercio informal es muy común en los países de Latinoamérica. La economía de estos países es una singular montaña rusa, que obligan a su población a resolver sus propias necesidades sin oferta alguna. Profesionales han tenido que desempeñarse en las calles para salir adelante, ante la crisis de empleo que hay en las regiones. Sin embargo, la parte más triste de esta historia es cuando ves a un niño descalzo, sucio y hasta sin dientes pidiéndote una par de centavos para comer o vendiendo algo para ganarse la vida. Estos casos hay en diferentes puntos de la capital, Multiplaza, 12 de Octubre, Tumba Muerto, vía España y pare usted de contar. "Es mejor que trabajen a que anden robando por ahí", comenta una transeúnte. El trabajo es digno y no le quita valor a nadie... Incluso trabajar en la calle puede ser aún más desgastante que un trabajo de oficina o dos turnos completos. El inclemente sol, altas temperaturas, lluvias, el smoke de la ciudad y la deshidratación pueden ser algunas de las incomodidades de esta profesión. Los buhoneros entorpecen el paso peatonal con sus 'tarantines', dejando al final del día pequeños montones de basura. La Cinta Costera se ha convertido en un verdadero 'mercado persa', tal como le llaman en las redes sociales. Chichas, chorizo, carne, hot dogs, algodon de azúcar, palomitas de maíz reinan a lo largo de todo el paseo. Aquellos que acostumbran frecuentar este espacio recreativo en medio de la ciudad, no se sienten a gusto por el espacio reducido para la caminata y el esparcimiento. "La gente camina hasta por la ciclovía, porque no hay espacio suficiente para transitar. Andar bicicleta los fines de semana es casi imposible", afirmó un visitante frecuente de la Cinta Costera.

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