¡Con el rancho ardiendo!

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¡Con el rancho ardiendo!

Por: Juan Pritsiolas/Crítica -

La crisis que acumula el mandatario Juan Carlos Varela ya toca fondo. Es valorado al mismo nivel que su peor ministro. El Gobierno está fuera de foco y la procesión avanza con rumbo a una explosión social y un Ejecutivo con la credibilidad cuestionada, depende ahora de la represión militar para calmar a la población.

La última encuesta de Dichter and Neira revela que Varela ha bajado en dos años 54%. Si fuera estudiante traería fracaso en el boletín en su índice de gestión de -23, que surge de restar los renglones de aprobación y los de rechazo. 

A pesar de haber concretado logros como la inauguración de la ampliación del Canal y la visita del papa Francisco para el 2019, el hombre no despega o no está en sintonía con una masa que el 85% percibe que la canasta básica y el costo de vida es más alto que en la época de Martinelli. 

Desde un inicio Varela colmó de militares posiciones estratégicas como el Consejo de Seguridad, Policía, SPI, UAF y ahora hasta el Ministerio de Seguridad. A punta de aumentos salariales a la cúpula intenta ganar lealtad con precio y con dudas.

Economía en rojo

Un vistazo a la economía pone al descubierto el pesimismo que reina en el país. Los nuevos préstamos han caído en $500 millones de enero a junio. Ese es el reflejo de muchos indicadores del primer semestre al compararlos con los del 2015.

El valor de las construcciones descendió en mayo en 40.5% y en junio 20.1%.

El valor de los permisos para realizar construcciones, adiciones y reparaciones disminuyeron 11.1% en el primer semestre.

La Zona Libre su promedio mensual parece el boletín de un fracasado con puros números rojos. Enero (-43.9%), febrero (-7.9%), marzo (-16.9%), abril (-17.3%), mayo fue bueno (17.7%), pero junio volvió a caer (-0.3%). En cuanto al campo laboral las contrataciones por tiempo definido cayeron en junio 7.6 % y las de indefinido 22.2%.

El negocio de concreto premezclado descendió de enero a junio en $202 millones. El de cemento en $68 millones.

En el Canal de Panamá el ingreso por peajes descendió de $979.8 millones a $935.3 millones.

Igual sucedió con el movimiento de carga que de 45,005,876 toneladas bajó a 37,000,282.

En cuanto a tránsito de barcos casi todos los meses, salvo enero, registraron cifras negativas: febrero (-3.3%), marzo (-4.4%), abril (-9.7%), mayo (-8.3%) y junio (-13.6%).

Los juegos de suerte y azar –menos la lotería- al compararse con el primer semestre del 2015 están en negativo. Enero (-13.5%), febrero (-14%), marzo (-19.7%), abril, (- 14.4%), mayo (-15.5%) y junio (-14.6%).

El valor FOB de las exportaciones de bienes descendió en 7.3% y los rubros más importantes que se redujeron fueron: banano 5%, melón 25.3%, piña 34.5%, pescado fresco y filete de pescado 16.3%, ropa 9.5%, carne de ganado bovino 29% y ganado vacuno en pie 60.3%.

Esas cifras que afectan a sectores que generan mucha mano de obra no se compaginan con el crecimiento del 6% y el argumento del ministro de Economía, Dulcidio De La Guardia, que al ver un restaurante de lujo lleno, preguntó ¿dónde están los vendedores de crisis?

Davis: el que no ve la crisis es ciego

Hasta el cascaroso Ubaldo Davis reconoce que hay una crisis económica y el que no la quiera ver está ciego; pero el problema es que no se ve una luz al final de este túnel que se alarga.

Y es que a lo largo del año, el gobierno de Varela acumula errores tácticos y estratégicos en manejo de las crisis: Panamá Papers, la quiebra forzada del emporio Waked, ilegales en masa cruzando las fronteras, la guerra económica con Colombia, choque con los expertos Joseph Stiglitz y el suizo Mark Pieth, el conflicto de Barro Blanco, huelga de maestros y el viajar a recibir un helicóptero de Finmeccanica.

El mandatario Juan Carlos Varela parece agobiado por los pocos medios adversos que existen en el país y por las redes sociales a las que tildó de ser tribuna de ñañecos.

Casi todas las situaciones públicas están fuera de control. Solo hay que ver las imágenes de cientos de cubanos, haitianos y africanos caminando hacia Panamá.

El Gobierno anuncia con bombos y platillos un acuerdo para operar la hidroeléctrica de Barro Blanco, pero la delegación oficial –incluyendo el presidente- es retirada a pedradas y obligada a refugiarse en un plantel.

La respuesta del Gobierno es expresar que son hechos aislados, para dos días después reprimir en Gualaquita, pretender controlar la información de los medios tradicionales para propagar una mentira sobre los enfrentamientos, pero luego ante la evidencia palpable en las redes sociales, tiene que aceptar lo evidente.

Las fotos de antimotines repartiendo tolete y arrastrando a un opositor del CD que protestaba en la acera frente a la Policía, revelan que la situación se sale de control.

Para un viejo político perredista, la única explicación con lógica razonable es que todos los errores, malos procedimientos e improvisaciones cometidos, es producto de una orden superior de los militares para enterrar más al Gobierno.

A juicio de un analista de inteligencia, el Gobierno no está en sintonía de la situación real; solo hay que unir todos los hechos recientes como el descontrol en ambas fronteras, el país inmerso en una lucha política con componente de odio, revanchas, alzamiento de indígenas. Todo puede dar cabida la ingobernabilidad

El analista destaca que no fue casual que en los ejercicios Panamax del 2010 para la defensa del Canal de Panamá se estableciera como amenaza hipotética un alzamiento de campesinos o indígenas.

Ya hay indicios de desbordamiento de sectores populares en contra del sistema; no hay hasta ahorita un "detonante" que unifique a todos estos sectores insatisfechos, pero están madurando. Hay un proceso de acumulación, estimó el analista.

Así las cosas, el jefe del Ejecutivo apuesta a la Fuerza Pública y en un error histórico para los arnulfistas, se apoya en los cuarteles, pensando erróneamente que tendrá fidelidad.

Varela cada día recurre a los estamentos de seguridad nacional para abordar problemas de la cotidianidad de su gestión y le da funciones que constitucional y legalmente están destinadas a instituciones civiles. Esa tendencia es una expresión de que el gobierno se ha quedado sin piso político, sin base social que lo sustente.

El Gobierno en vez de fortalecer las instituciones democráticas, lo que ha hecho es fortalecer los cuerpos represivos del Estado y darle una preponderancia que ninguna administración posinvasión le había dispensado. Esta desviación puede crear conductas superadas cuando los comandante de la Policía ponían y quitaban presidentes.

El Gobierno viene en caída libre. A tres años para la terminación de su mandato está huérfano de apoyo popular, lo que pone en peligro la gobernabilidad, no porque la oposición pueda defenestrarlo, sino porque las protestas sociales están imponiendo la agenda política en forma espontánea y las explosiones sociales se están tomando la calle.

En este escenario los partidos políticos no tienen ninguna incidencia en las acciones populares, porque han perdido su rumbo y la oposición política que debía orientar la opinión pública, está ocupada en defender sus intereses personales.

El propio partido del gobierno ni siquiera tiene incidencia en la gestión del gobierno y el presidente ha entronizado un estilo personalista con su círculo cero.

Las luces de alerta están encendidas y hasta sus propios copartidarios panameñistas se lo indican, pero el Ejecutivo le presta mayor atención al círculo castrense, escasos de cancha política, y al círculo económico que solo piensa en negocios. Así las cosas, Varela no ve su panorama, piensa que el poder de Roma lo puede salvar, pero no toma en cuenta cuál es la hoja de ruta que articula EE.UU.

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