¡El cargo más deseado!

¡El cargo más deseado!

¡El cargo más deseado!

Por: Juan Pritsiolas Crítica -

El varelismo apuesta a una atomización y división de las fuerzas políticas, para tener una posibilidad –aunque sea remota- de retener el poder en los comicios del 2019 o que una ficha del llamado poder económico, siga controlando la Presidencia de la República.

Es una estrategia bien montada, que arrancó con fraccionar o penetrar a los partidos de oposición con las “P” de las que hablaba el exgeneral Noriega: plata o plomo. La segunda fase fue reducir a la mitad la cifra de adherentes (37,084) que se requieren para inscribir un partido, cantidad que era casi similar a la vigente para los comicios de 1994.

Los planes serían recrear algo similar a las elecciones de 1994, cuando habían 15 partidos políticos y se postularon 7 candidatos presidenciales: Ernesto Pérez Balladares (que ganó con el 33.3%), Mireya Moscoso (29.1%), Rubén Blades (17.1%), Rubén Darío Carles (16%), Eduardo Vallarino (2.4%) Samuel Lewis Galindo (1.7%) y José Salvador Muñoz (0.3%).

A diferencia de las anteriores elecciones, todavía no se vislumbran candidatos que generen pasión en el electorado y a diferencia de Mireya Moscoso, Martín Torrijos y Ricardo Martinelli, quienes perdieron en su primera oportunidad y tras la derrota reiniciaron un recorrido para prepararse para la próxima contienda, hoy no se observa ese panorama.

José Domingo Arias se llenó de pánico y se escondió; Juan Carlos Navarro hasta ahora es que hace amagos para explorar sus posibilidades.

Frente a un panorama de candidatos sin millas acumuladas y sin visibilidad de liderazgo destacado, el varelismo también introdujo otra cortapisa: limitar a solo dos meses la campaña electoral.

En la actualidad hay 6 partidos vigentes: PRD, Cambio Democrático, Panameñismo, Popular, Molirena y el FAD. Están por inscribirse Unión Nacional Independiente, Partido Alianza y PAIS.

Pero además existe la posibilidad de que con apenas 18,542 firmas, se puedan aspirar a candidaturas presidenciales por la libre postulación.

En ese escenario de los independientes surge Rubén Blades, quien 25 años después de aspirar a la presidencia con su partido Papa Egoró, deshoja margaritas para su “come back”. Ya realiza promociones para la aerolínea del poderoso Stanley Motta, que envía el mensaje subliminal de una potencial candidatura en el 2019.

Blades parece más maduro, pero no se olvida el desastre de Papa Egoró al que dejó colgado y abandonado, al punto que su excopartidaria Mariela Jiménez lo jodía, comparando su actuar con su rol en las películas en las que participaba: ¡lo mataban a los pocos minutos de salir en escena!

Aunque algunos estiman que Blades, con una candidatura independiente puede dividir el PRD, figuras como el exmandatario Ernesto Pérez Balladares dijo a Crítica que le ve pocas posibilidades al cantante, sobre todo por haber abandonado a su partido y a su gente por tanto tiempo. ¡Creo que la ilusión con su figura, ya es referencia del pasado!, sentenció “El Toro”.

En el campo de Cambio Democrático hay una fuerte pugna entre “leales” y “traidores”. El claro ejemplo fue la reciente reunión de la junta directiva, donde un grupo de las bases llegó cabreado y casi tumba la puerta para exigir un pronunciamiento contra los 17 diputados del CD, que parecen más varelistas que “Popi” y “Beby”.

De manera ingenua en el CD hay quienes acarician la idea de una alianza o una tregua con el varelismo, sin entender que el oficialismo solo pactará cuando se vea con el agua en el cuello o cuando vislumbre que el CD, será la opción de poder en el 2019 y por ende intentarán salvar el pellejo.

Los potenciales candidatos del CD son Marta de Martinelli, José Raúl Mulino, Rómulo Roux, Riccardo Francolini y Frank De Lima. Es el colectivo al que añora el electorado, pero está desaprovechando ese hándicap. No es un secreto que la figura que logre la postulación, deberá tener la bendición de “El Loco” Ricardo Martinelli. Tampoco es desconocido que el mandatario Juan Carlos Varela tiene penetrado a ese partido.

“Creo que si Marta corre, el CD gana”, fue el vaticinio de un veterano manejador de campañas políticas. Pero allí está el dilema: ¡nadie sabe si la exprimera Dama quiera someterse a los vaivebes de la política criolla!

En las filas del PRD, hay una rebatiña por la silla, pero la única que genera pasiones en el electorado es la explosiva Zulay Rodríguez. Laurentino Cortizo es otro con opción, pero en su propio colectivo lo identifican como “El Varela del PRD”. Tiene algo a su favor: le atribuyen ser –por ahora- el favorito de los Motta.

En el pelotón de aspirantes del PRD están Gerardo Solís, Juan Carlos Navarro, Rolando Mirones, Martín Torrijos y Samuel Lewis Navarro. A Lewis Navarro le calientan los oídos, pero éste no le convence el asunto, después de haber perdido en una anterior primaria casi $7 millones.

En el Panameñismo, la única figura que puede atraer algo de votos sería José Blandón, pero tiene sobre sus hombros un motete de vulnerabilidades del varelismo que debilitan sus opciones de triunfo en situaciones normales, pero que no es algo descabellado en un escenario preparado de atomización política, sin oposición beligerante, con medios complacientes y con 7 candidatos presidenciales.

El oficialismo tiene la ventaja de manejar la chequera y así el clientelismo político, destacó un exdiplomático. La división del PRD y CD le da capacidad de maniobra a un panameñismo aunque esté debilitado. El sector empresarial se alineará con el oficialismo, que además tratará de manipular la JMJ para comprometer políticamente a la Iglesia, agregó.

Para Renato Pereira, en Panamá la historia reciente demuestra que gana el candidato que se perciba como opositor. Los independientes no ganan y Rubén Blades, con su “desprecio” a los partidos, nunca será presidente, afirmó el abogado, comentarista y expresidente del Frampo.

El perredista Rafael Mezquita sostiene que cualquiera que sea el candidato del Panameñismo, cargará con el peso del bajo nivel de aceptación del gobierno y una economía a la baja; el CD cargará con el peso de su líder y buena parte de sus precandidatos presidenciales en problemas judiciales.

Según Mezquita, el espacio se le abre al PRD y a Rubén Blades, que si se decide, divide el mercado electoral en 4 ó 5 partes y allí con 25 % a 30 % se puede ganar. La clave serán las alianzas que se armen, añadió

A juicio de Ramiro Vásquez Chambonnet, quien triunfe en el 2019 ganará débil y tendrá que crear una alianza para la gobernabilidad y tratar de producir algunos consensos sobre temas nacionales. Si no lo logra, el nuevo gobierno colapsa al primer año.

Ebrahim Asvat tiene otra opinión. Vaticina que si los partidos siguen divididos el próximo presidente será un independiente. El PRD dividido no gana; ya pasó con Balbina y con Navarro, sustentó.

Asvat es drástico: aquí gana el independiente que diga que su primer acto de gobierno será cerrar la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Justicia por corruptas e inoperante y llame de salida a una Constituyente.

Así se observa hoy el panorama. Lo importante es que el nuevo mandatario entienda algo muy complicado: el modelo económico de Panamá se agotó y necesita reinventarse.

Pero al final de final de tanta opinión y vaticinios, lo que cuenta es un electorado, que soporta cada 5 años a los partidos, pero que espera pacientemente el día de los comicios para: ¡zaz! sacarse el clavo, tomar venganza y pasar factura.

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.