Independencia vs. Separación
El profesor Luis Navas P. abordó hace poco en un acto del Ministerio de Educación un tema que ha sido objeto de debate a lo largo de nuestra vida republicana: si lo sucedido el 3 de noviembre fue una independencia o separación. He aquí algunos de sus argumentos:
Han transcurrido 113 años y aún persiste la confusión al momento de calificar lo ocurrido el martes 3 de noviembre de 1903 en el istmo de Panamá. Todavía se emplea indistintamente vocablos como separación e independencia. No es un problema de sorteo semántico.
En mi modesta opinión, la acomodaticia confusión intenta ocultar a todos los actores, a los padres putativos de la fundación de la República de Panamá como Estado libre, independiente y soberano. Lo mismo con la circunstancia de su nacimiento. El esclarecimiento de este aspecto tan vital se antoja imprescindible a la hora de conocer el parto del nacimiento del Estado panameño. No me parece saludable desviar la mirada. Debemos afrontar los hechos tal cual como fueron.
Después del rechazo senatorial colombiano al tratado Herrán-Hay, en agosto de 1903, que tenía como finalidad la construcción del canal por parte del Gobierno de EE.UU., se organizó un movimiento secesionista cuyo objetivo era convertir a Panamá en un Estado soberano para negociar directamente con los EE.UU. la construcción del canal por su territorio.
Tal acción solamente podía tener éxito si los EE.UU. brindaba su apoyo militar, y la compañía francesa el financiamiento. Según lo pactado, en los primeros días de noviembre se debería dar la gesta secesionista. Sin embargo, el Gobierno colombiano logró detectar el movimiento sedicioso de los panameños y reforzó su dotación militar en el Istmo.
En horas tempranas del 3 de noviembre llegaron ambas fuerzas armadas, la de los EE.UU. y la de Colombia. Los conspiradores panameños logran convencer a los generales Tovar y Amaya a trasladarse a la capital, donde son apresados por el general colaboracionista Esteban Huertas.
Las tropas colombianas recién llegadas quedan al mando del coronel Eliseo Torres, quien exige, amenazando con medidas represivas la liberación de sus jefes jerárquicos y con ello, se desnudaría la arbitraria intervención militar del presidente Teodoro Roosevelt, la traición a la patria de los conjurados, y otra vez, el desprestigio de la ruta panameña y la inmediata selección de la ruta nicaragüense.
Es en ese contexto que, liberales y conservadores en el poder, siendo consecuentes con el interés de lograr la construcción del canal por Panamá, vuelven a pactar, hacen alianza para la creación de la República de Panamá como Estado libre, independiente y soberano. Habían pactado un año antes el fin de la Guerra de los Mil Días. Los liberales panameños, con mayor arraigo de masas y en especial, del sector popular de Santa Ana, organizaron las milicias para repeler cualquiera contraofensiva del coronel Torres.
En medio de esa gran tensión, sesionó el Concejo de la ciudad de Panamá, en horas de la noche y decidió proclamar la independencia de Panamá de Colombia. El documento, que da fe de esta histórica decisión, fue redactado por el dirigente liberal Dr. Carlos A. Mendoza. Ese documento es el Acta de Independencia firmado por todos los ediles. Con ella se llamó a los otros municipios a apoyar la creación de la República.
Seguía la incertidumbre y crecían los temores. El peligro que representaba las tropas al mando del coronel Torres permanecía latente. Al día siguiente, el 4 de noviembre, para insuflar optimismo en la población capitalina, organizaron una manifestación en la que se mostró por primera vez la bandera panameña, y para mostrar el apoyo de los EE.UU. nos acompañó el cónsul estadounidense portando la de su país.
SE CONSOLIDA LA REPÚBLICA
Es el 5 de noviembre cuando, después de prolongadas negociaciones, las tropas colombianas abandonan el país y se consolida la independencia. Perú y EE.UU. son los primeros en reconocernos. Quince días después de proclamada la independencia, Panamá quedó sometida a un tratado internacional en el que cedemos a perpetuidad la explotación de nuestra posición geográfica mediante canal o ferrocarril; cedemos una franja territorial o zona para el canal y permitimos la ocupación militar de nuestro territorio.
Tratando de evadir el juicio histórico, la historiografía fue restándole importancia y reconocimiento a la acción del 3 de noviembre de 1903 y argumentó que solamente Panamá puede tener una independencia y esa es la del 28 de noviembre de 1821.
Un estudio menos apasionado observaría que Panamá no solamente ha tenido dos, sino que bien se puede hablar, sin ningún sonrojo, de una tercera independencia. Ciertamente, no toman en consideración la acción del general istmeño Tomás Herrera que fundó en 1840-41 el Estado Soberano de Panamá y por la insuficiencia económica volvimos a la unión con Colombia. Me autoeximo de considerar la experiencia federalista de Panamá. (1855-85) defendida por el Dr. Justo Arosemena, también dejo por fuera el 31 de diciembre de 1999, cuando la explotación de la posición geográfica pasa a control panameño y desaparecen, pueda ser que sea por siempre, todas las instalaciones militares de una potencia extranjera en suelo panameño.
EXALTEMOS NUESTRO LEGADO
Tenemos deudas y tareas pendientes. Una de ellas es el reconocimiento de la patria agradecida a la contribución de los negritos de Colón en la consolidación de la gesta novembrina. Sin ella no se hubiera consolidado la independencia. Sus nombres no se pueden dejar a que los recuerden solamente los de Colón como quisieron hacer con el 5 de noviembre.
Reconocer sin titubeo la acción del 3, 4 y 5 de noviembre de 1903 como lo que fue y es una acción de independencia y no una simple separación.
Tal cual como dijera el poeta: no hay camino, se hace camino al andar. El trecho recorrido hasta ahora nos debe llenar de optimismo, sin espanto. Panamá cuenta con todo para seguir construyendo, con creatividad, una patria con justicia social, equitativa, solidaria, inclusiva y con un desarrollo económico sostenible. Somos un pueblo amante de la alegría y deseoso de la paz. Rescatemos a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Apartémoslos de las cajas deformadoras de los medios masivos de comunicación. Combatamos el virus de la violencia que se propaga por esas cajas perniciosas. Destaquemos a todos los que han contribuido y contribuyen al engrandecimiento de la patria.
Somos un pueblo multiétnico y pluricultural. Nos movemos al son del tambor, la música que nos legara la abuela africana; olemos a coco y a guayaba, salomamos al trabajar o al divertirnos. Somos orgullosamente panameños. Superar nuestras circunstanciales diferencias, como lo supieron hacer los liberales y conservadores, pese a una cruenta guerra civil, significa agigantarnos.