¡La risa se puede convertir en mueca!

¡La risa se puede convertir en mueca!

¡La risa se puede convertir en mueca!

¡La risa se puede convertir en mueca!

¡La risa se puede convertir en mueca!

Por: Juan Pritsiolas Crítica -

El escándalo en torno al manejo de $82 millones en donaciones y contratos por parte de la Asamblea Nacional es otro ingrediente a una crisis de una clase política desprestigiada cuyo desenlace es impredecible.

Tanto el mandatario Juan Carlos Varela como el “Penedo” contralor Federico Humbert sabían de antemano lo que se daba y es probable que algunos de los dos filtró la “investigación”. Es el mismo procedimiento que se utilizó para armar los casos contra funcionarios del anterior gobierno: publicar para luego abrir procesos, pero el asunto puede convertirse en un tiro por la culata que embarre a todos.

Varela es un viejo operador de los asuntos legislativos. Hace 18 años fue el que “negoció” la traición de la colombo-darienita Haydeé del Carmen Milanés de Lay a la bancada del PRD. A la entonces legisladora de Solidaridad –según ella misma confesó–, Balbina Herrera le ofreció $750 mil y la presidencia de la Asamblea Nacional el 1 de septiembre de 1999.

Haydeé era el voto 36 que necesitaba el gubernamental “Pacto de La Pintada” para que el PRD no controlara la Asamblea durante el gobierno de Mireya Moscoso. Varela, quien había traicionado a “La Doña” para ser jefe de campaña de Alberto Vallarino, no sabemos si le rezó o le habló de corrección fraterna o transparencia a la Milanés, pero la mujer se torció y llegó a dirigir el Legislativo, pero por el oficialismo.

Juan Carlos Varela tenía apenas 36 años. Meses antes había también volteado a diputados arnulfistas para conformar el denominado grupo de los “Saltamontes” y respaldar a Alberto Vallarino, de quien fue jefe de campaña. Quizás lo de Haydeé Milanés de Lay fue su trabajo para que Mireya lo perdonara y revocara su expulsión del antiguo colectivo de las “culebritas emberracadas”.

Todo ese preámbulo indica que Varela sabe cómo se hacen las maracas en un Órgano Legislativo donde desde antes de 1968 los gamonales políticos les asignaban nombres y apellidos a sus mascotas para sacarles cheques, amén de las botellas que tenían nombradas.

Ahora un Varela con más cancha, con todo el poder, con el equipo de espionaje y la Unidad de Análisis Financiero a su pleno servicio, nadie cree que no sabía lo que sucedía, sobre todo porque la maleantería estaba legalizada vía Presupuesto.

Pero además, Federico Humbert, el creador de Movin, fue el inventor del Decreto 441-2016-DMySC, promulgado en la Gaceta Oficial el 1 de noviembre de 2016, que estableció que los diputados podían recibir fondos públicos para otorgar donaciones y asistencias sociales hasta tres veces durante el año, algo que no es facultad de los legisladores.

Todo indica que la mayoría de las irregularidades que hoy se denuncian se dieron durante la fase previa a las elecciones para controlar la dirigencia del PRD. Varela tiene un afán de penetrar al PRD y al CD para garantizar que no será investigado en el 2019.

Antes y después de las internas del PRD, el expresidente Pérez Balladares denunció que Humbert era uno de los peores contralores en la historia de Panamá porque permite el uso de los dineros de la Asamblea Nacional para fines políticos y el clientelismo. “Se trata de un robo a mano armada de los dineros públicos, ya que es muy probable que el pago se esté haciendo, pero la persona que sale registrada no es la que está cobrando”, sostuvo hace 5 meses “El Toro”.

Guillermo Cochez también lo denunció en mayo de 2016: “con fondos de la Asamblea (el Gobierno) está financiando la campaña contra Pérez Balladares y se favorece a Pedro Miguel González”.

Para Richard Morales, profesor de Ciencias Políticas y miembro del FAD, las filtraciones contra la Asamblea, son un intento del panameñismo para poner en situación de vulnerabilidad al Órgano Legislativo, exponiendo sus actos de corrupción y de esa manera controlarla con el chantaje.

A juicio del politólogo, es una maniobra para evitar que el PRD y el CD pacten para dirigir la Asamblea y prevenir un juzgamiento de Varela en caso de que salga implicado en las revelaciones de Odebrecht. “¡Es una manera de reafirmar el control del Ejecutivo sobre el Legislativo mediante el chantaje!”, exclamó Morales.

Ya esta semana circularon versiones de que algunos diputados eran cebados con las llamadas “Tres P”: Plata, Pichi y Putas, y que el aparato de seguridad tendría el “dossier” para presionarlos o para chantajearlos.

Según el precandidato presidencial Rolando Mirones, “nada de lo dicho sobre la corrupción legislativa parece ilógico ni mentira y de hecho lo creo todo”, sin embargo, llama la atención que no se mencione a diputados panameñistas y que el escándalo surja cuando el presidente Varela necesita salir huyendo de sus propio graves problemas.

Sin embargo, Mirones vaticina que la cortina de humo de Varela será como un tiro que saldrá por la culata porque nadie va a creer que los demás estaban en la salsa y los panameñistas no. Esto manchará a toda la clase política, no solo a los diputados, porque para que ese sistema de donaciones exista y funcione, el Ejecutivo tiene que participar.

El presidente de la Asamblea Nacional, Rubén De León –quien está en la lista de los que utilizaron fondos públicos para hacer donaciones–, aceptó que lo ocurrido es inmoral e ilegal, por lo que no va a refrendar más gastos de donaciones y suspenderá temporalmente la firma de contratos.

Pero De León sostuvo que las donaciones están contempladas en la ley de presupuesto y son perfectamente legales, incluso hasta viáticos a terceros. “Eso lo hace hasta el Despacho de la Primera Dama”, exclamó girando el abanico industrial para otro lado.

En su defensa, el perredista De León pringó a la Dirección de Fiscalización de Contraloría y al Ministerio de Economía y Finanzas: uno refrenda los gastos y el otro emite los cheques.

Pero el tema genera preocupación entre los diputados. Los tipos –que de a vaina hacen cuórum en las sesiones ordinarias– trabajaron ayer informalmente para analizar la crisis.

Hay quienes alegan que la filtración es una maniobra de los panameñistas para evitar la alianza CD-PRD en las elecciones legislativas del 1 de julio, donde el oficialismo pretende trepar nuevamente como presidente a Adolfo Valderrama.

A los diputados ya los tienen asustados con la posibilidad de cerrar la Asamblea –algo que probablemente medio Panamá aplaudiría porque no juega su rol–. En esta opción se sustenta que Varela gobernaría por decreto y convocaría a una constituyente.

Ya los diputados le devolvieron la pelota al oficialismo. El secretario general del PRD y miembro de la Asamblea, Pedro Miguel González –aunque dijo estar dispuesto a la auditoría ordenada por la Contraloría–, advirtió que eso no debe socavar el papel fiscalizador del Órgano Legislativo porque todo se produce justamente cuando el lunes se debe nombrar una Comisión de Investigación de Alto Nivel sobre los proyectos de Odebrecht, incluso los ejecutados en la administración del mandatario Juan Carlos Varela.

Ya el tema de Odebrecht se acerca poco a poco al gobierno de Varela. Esta semana, una petición de asistencia judicial a China, Hong Kong, Estados Unidos, Suiza y Brasil para que reporten cuentas o depósitos de empresas o personas naturales –entre ellos la Fundación Don James, el exmandatario Martín Torrijos y BK Rekhatex (HK) Ltd.– fue elevada a la Procuraduría de la Nación.

La Fundación Don James cobró notoriedad en la campaña del 2009, cuando el diario “Las Américas” publicó que movió cerca de $27 millones, entre ellos fondos de los consulados de Corea del Sur y Kobe, en Japón, cuando el hoy mandatario Juan Carlos Varela fue canciller del gobierno de Ricardo Martinelli.

Varela sabe que la crisis le pisa los talones. Su “apoyo” lo fundamenta en los cuarteles, a cuyos oficiales los tiene bien pagados y en puestos claves. Ya hasta contrató a un especialista extranjero en ataques en redes sociales, que desde hace algunos meses traza la estrategia contra medios adversos y políticos opositores.

Así las cosas, Panamá sin duda enfrenta una crisis, pero el problema es que no hay un factor determinante: la participación de las masas u organización social; lo único que puede suceder es que se genere algo por mera espontaneidad, donde de ¡nada pasa! nos trasladamos al ¡todo pasa!

Un analista sostuvo que aunque Varela se vaya y lo reemplace Isabel De Saint Malo, nada cambiará porque los ajustes se hacen en las cúpulas de poder. Al final sería reemplazar a un grupo económico por otro grupo económico, pero la situación sería la misma, añadió.

Otro observador se atrevió a decir Varela hoy día tiene más poder y menos problemas que Manuel Antonio Noriega. No tiene oposición, los gremios son mudos, la mayoría de los medios están alineados y la oposición no sirve para un carajo.

Lo cierto es que, después de la invasión, Juan Carlos Varela es el funcionario que más tiempo ha estado en el poder: 5 años como vicepresidente y va para 3 como presidente. Sin embargo, su aceptación en las masas está por el piso… pero es que ningún “dictador necesita popularidad”, exclamó sonreído un abogado al analizar la situación.

Otro especialista, siempre preocupado por los gringos y su nuevo inquilino de la Casa Blanca, advirtió que estamos rumbo a un Estado fallido. Ya EE.UU. alega que somos incapaces de controlar el flujo de cocaína por Panamá, el Ejecutivo salpicado por Panamá Papers y lo de Odebrecht, ahora el Legislativo con la ratonería de los cheques cobrados por prestanombres. Cuidado y nos aplican el Tratado de Neutralidad y en vez de la consigna ¡Yankee Go Home! nos obligarán al ¡Yankee Welcome! ¡Eso sería retroceder a etapas superadas!

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.