Nacional - 08/11/14 - 11:59 PM

Pablo le metió miedo hasta a Noriega

El hijo del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, describe sin tapujos en el libro "Pablo Escobar: mi padre" el espíritu sanguinario de su progenitor,

El hijo del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, describe sin tapujos en el libro "Pablo Escobar: mi padre" el espíritu sanguinario de su progenitor, quien atemorizó al mismo exdictador panameño Manuel Antonio Noriega y vivió rodeado de excentricidades, sicarios, animales salvajes y fiestas con piñatas repletas de dinero.

Juan Sebastián Marroquín, el nombre ficticio que adoptó Juan Pablo Escobar para sobrevivir durante 20 años, hizo estas revelaciones en una entrevista periodística con motivo de la publicación en Colombia de su libro, en el que cuenta, entre otras cosas -en contra de la versión oficial- que el líder de uno de los carteles más poderosos del mundo no murió a manos de la policía.

Escobar se pegó un tiro el 2 de diciembre de 1993 cuando se vio herido y acorralado en los tejados de una vivienda de Medellín. Este libro, publicado por Planeta, es un documento histórico fruto de "una gran investigación familiar y judicial", aseveró el autor.

Juan Pablo, que no busca justificar a su padre, sino "entender lo que motivó una violencia que terminó destruyendo un país", vive en Argentina junto a su esposa, su hijo de dos años, su madre y su hermana. Este hombre, ahora con 37 años, apenas tenía siete cuando, según confiesa, terminó su infancia feliz. Era 1984 y su progenitor ordenaba el asesinato del entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla.

Ahí comenzó la persecución y el temor. "Este libro no tiene ánimo de revanchismo; lo importante es relatar la historia, entenderla en toda su dimensión, comprender que yo tuve la capacidad de desprenderme de los afectos como hijo para poder describir a mi padre tal cual era", dijo, al calificarle de "narcotraficante, terrorista y asesino".

Habló de las contradicciones cuando describió cómo Escobar negoció con la guerrilla del M19, "a la que admiraba" por proezas como robar la espada del libertador Simón Bolívar, y al tiempo tener en su nómina a criminales como Fidel y Carlos Castaño, fundadores de las ultraderechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Pero si a Escobar algo le entusiasmaba era jactarse de crear redes del narcotráfico, para lo que se valió de militares cubanos, del Gobierno sandinista e incluso del exdictador panameño, quien llegó a acoger en su residencia a la familia Escobar.

A las Fuerzas de Defensa de Panamá le entregó cinco millones de dólares para que le permitiera operar en ese país, montar laboratorios y operaciones de lavado de dinero, no había recibos, eran relaciones de poder, de palabra, él hacía valer esos acuerdos por la vía de la fuerza", manifestó.

Pero "cuando se entera de que Noriega le va a traicionar, lo amenaza de muerte". "A uno le cuesta dimensionar el poder militar que tenía para que el propio Noriega terminara temiendo por su vida y devolviéndole parte del dinero", reflexionó.

Laboratorio en Darién

Quizás el hijo de Escobar se refería a un laboratorio de cocaína desmantelado en mayo de 1984 en la selva de Darién y donde fueron detenidos una veintena de colombianos. Por ese caso fue dado de baja un miembro del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa.

Cuando se desmantela el laboratorio, Noriega estaba de gira en Israel. En la prensa norteamericana se alega que el entonces general envió una delegación de civiles y militares a La Habana, para que Fidel Castro intercediera ante el Cartel de Medellín, pero hay otras versiones que desmienten eso.

Otros informes indican que en efecto se pagó por el laboratorio en Darién, pero no directamente a Noriega, sino a otro coronel y a civiles. Un embarque de éter etílico que pasó por el Canal e iba para el laboratorio fue la clave para ubicar la instalación.

La misión en Cuba buscaba que Fidel Castro, a través del agente "Barba Roja" Piñeiro, aclarara a los colombianos que Noriega no tenía que ver con el cobro de protección por ese laboratorio, reveló un antiguo oficial panameño.

En la entrevista sobre su libro, el hijo del "Patrón del Mal" destaca: "Mi padre era el jefe del cartel de Medellín; yo nací y crecí en ese contexto, sus amigos eran los peores bandidos y criminales que ha conocido la historia de este país", recordó Juan Pablo sobre su infancia.

"La mayoría de los padres de familia en el colegio no permitían que sus hijos se acercaran a mí. En el recreo me la pasaba solo con los guardias de mi padre. Yo jugaba al fútbol con estas personas que eran sicarios, rodeado de armas".

"En las piñatas en vez de juguetes se metían fajos de billetes; allí intervenían niños, madres, padres, todos querían meter la mano. El zoológico (cebras, jirafas, hipopótamos), las motos que llegué a acumular (con apenas nueve años), las mansiones suntuosas. Lo que vale la pena destacar de todo eso es que no quedó nada, todo fue destruido", agregó.