Pokémon, guacho y periodismo

Pokémon, guacho y periodismo

Pokémon, guacho y periodismo

Por: Juan Pritsiolas Crítica -

Los viejos que jugaban guacho, rayita, la lleva, papá y mamá, iban a patinar, montar bicicleta y hasta a jugar “teto”, ahora ven con asombro a un grupo de jovencitos que andan provistos de un celular para capturar a un montón de especies llamadas Pokémon Go.

Son como zombies que van por doquier armados con un teléfono móvil y de repente se paran a media calle o sitio para supuestamente tomar una foto de cualquiera huevada, que muy pudiera ser los bichos esos que nacieron en 1997 en Japón llamados Pokémon con los recordados Ash Ketchum y Pikachu.

La vaina funciona así. Sales a las calles y el celular vibrará cuando estés cerca de un Pokémon y cuando encuentres al “monstruo” apunta en la pantalla táctil de tu “smartphone” y lanza una Poké Ball para atraparlo.

No se sorprendan si mañana Juan Carlos Varela llega a la Presidencia de la República y tras bajarse de su carro blindado y subir a la pileta de las garzas se encuentra a un Pokémon de agua, saca presuroso su celular de última generación y ¡zas! lo captura.

El juego –que se baja de manera gratuita- ha resultado una mina de oro. Salió apenas 11 días y ya incrementó en $11 mil millones el valor  Nintendo, propietaria de un tercio de Pokémon Go.

Todo forma parte del entretenimiento que hace viajar a las personas entre el mundo real y el virtual. Se aprovechan locaciones reales para capturar la fantasía de los Pokémon GO. El juego evoluciona y se sube de nivel conforme logres más capturas.

Un viejo sesentón como el profesor Carlos Zavala no cree mucho en esas huevadas. De Pokémon no sé nada. Yo cuando estaba pela’o leía era libros… ahora la gente no lee, no se instruye y no tiene futuro intelectual ni perspectiva de vida.

Ahora la gente ya ni conversa por estar metida en un celular… no hay debate ni intercambio de opinión… estamos juntos, pero distantes a la vez. Tienen toda la información posible en internet y nadie lee un carajo, exclamó el también comentarista.

Pero la realidad del entretenimiento reconoce que Pokémon Go es un fenómeno y éxito en descargas a nivel mundial, y Panamá no escapó de esto. Apenas se anunció su disposición en la web, muchos usuarios comenzaron a descargar el APK (archivo de aplicación para Android) y pueden usar el juego en Panamá, destacó Dionisio Guerra, consultor en Comunicación Digital.

En palabras más sencillas, Guerra explica que se trata de un juego de geolocalización asociado a sitios de interés en cada país, que es donde se levantan paradas y gimnasios que tienen una ubicación física, pero que los usuarios solo pueden ver en la aplicación a través de realidad virtual.

Solo viendo el resultado de las búsquedas de “Pokémon Go” en Panamá, la aplicación supera a temas de mayor interés para el país como la “Ley 61” sobre orientación sexual.

Según Guerra, Pokémon Go es divertido aunque no sepas nada de la serie o los videojuegos. El reto de atrapar 250 pequeños monstruos virtuales que rondan por el país, mirando tu teléfono, es atractivo como juego.

En lo comercial, Dionisio Guerra destaca que como el juego está basado en geolocalización, es decir, que los usuarios deben estar en un lugar específico para capturar los Pokémon, encontrar pokebolas o pelear con otros Pokémon en los gimnasios, los locales asociados a esas ubicaciones tendrán un nicho cautivo de personas que pasarán por ese lugar para cumplir sus metas en el juego.

Guerra propone que esos lugares pueden incentivar a los usuarios a llegar y jugar en tranquilidad. En Panamá Incluso ya hay marcas asociando beneficios para los clientes de la aplicación que interactúen con ellos. Un restaurante, por ejemplo, da un agrandado en los combos a quienes usen la aplicación en su local de El Dorado, que es una Pokeparada. No me sorprendería que enseguida otras marcas sigan el mismo camino, añadió.

Un birrioso de los videojuegos y redes sociales como el periodista Jorge Gutiérrez destacó como algo bueno que el Pokémon Go saca a la gente de sus casas y los pone a caminar, contrario a los otros juegos que te mantienen con la nalga pegada al sillón.

Gutiérrez advierte los peligros de que te mate un carro por andar como el huevo cazando monstruos o que te envicies dedicando 5 horas diarias de tu día buscando Pokémon.

El periodista alega que también contribuye a desarrollar el concepto de comunidad, porque el juego puede motivar reuniones de grupos y ya hay hasta enlaces a través de Whatsapp de gente que hace cita para iniciar búsquedas conjuntas de Pokémon.

Aunque Gutiérrez –con un sobrepeso de 100 libras– resalta las bondades de esos juegos, un viejo de mil batallas como Roberto Morelos afirma que si tuviera un hijo pequeño, no le compraría esas pendejadas que embrutecen a los pela’os.

Yo en mis tiempos jugaba guacho, trompo y mención (una especie de béisbol con pelota de tenis donde tu puño hacía el papel de bate), recuerda Morelos, quien se apresura a aclarar que no participaba en juegos de jacks, porque eso era de niñas y raritos.

Pero la nutricionista Luisa García advierte que los juegos virtuales o digitales tienen un peso grande sobre el desarrollo fisiológico de los niños, porque los vuelve sedentarios, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, azúcar alto, obesidad y problemas de crecimiento, porque no realizan actividad física para desarrollar masa ósea y muscular.

García sostiene que un niño confinado muchas horas en una silla o con mucha distracción digital, se vuelve perezoso y menos hábil en las destrezas motoras.

La especialista recordó que la Academia Americana de Pediatría recomienda restringir a una hora el uso de videojuegos por parte de los niños. Lo mejor es el ejercicio físico porque es un regulador natural del sueño y eso trae felicidad.

La explosión de Pokémon Go puede impulsar también el proceso de cobertura periodística a través de la realidad virtual.

Eso es lo que viene o ya está aquí, pero muchos no lo ven. Con lentes 3D, visores especiales y filmaciones capturadas en 360º, pueden introducir a los seguidores de los medios en las historias. El recurso tecnológico se utiliza para recrear historias con el propósito de proporcionar un mayor impacto emocional.

El problema de avanzar en la tecnológica es la resistencia de los periodistas a adaptarse. El “sabio de papel” ya está pasando a la historia, pero muchos se resisten y creen que les hacen un favor a sus empresas al aceptar aplicar nuevas tecnologías, sin entender que lo que está en juego es el propio oficio. ¡O cambiamos o morimos!, así de sencillo es el asunto.

Llegar a sentarse a escribir lo que pasó con el viejo modelo de pirámide invertida ya es aburrido; agarrar un micrófono de TV o Radio para entrevistar a un sujeto que habla un chorro de baba, no levanta emociones, salvo contadas excepciones.

La llamada generación “milenios” (nacidos en los 80 y 90) no quieren saber de las noticias tal como tradicionalmente se presentan; ellos tienen otros intereses y toca a los medios y los periodistas ponerse al día para reconquistar a lectores o seguidores. ¡El que no lo hace, mejor que apague su computadora, tire su celular a la bahía o vuelva a los juegos de antaño!

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