En las ruinas de un fuerte

Era la casa del exhombre fuerte de Panamá, Manuel Antonio Noriega. El Estado expropió el inmueble tras la invasión estadounidense... Desde entonces, está en abandono y creciente deterioro.


Encadenada y en ruina, así como está el que fuera su dueño, está ella. En Altos del Golf es la número 7 y en la entrada dice: Noriega. ¿Fue la morada del dictador, ahora está en la espera del mejor postor.

Mientras alguien se decide a comprarla, la residencia le hace honor al refrán: “Casa en esquina o muerte o ruina”.

Es que allá donde hubo lujo, poder, dinero, seguridad y fiestas, hoy sobra el monte, comején, inseguridad y soledad. Aun así, por algún tiempo fue guarida de piedreros. Todavía en las noches se escuchan pasos y ruidos, al menos así dicen los vecinos. Lo que no se sabe es si los ruidos son de personas, animales o algún fenómeno sobrenatural.


Recorrido tenebroso

Desde que se entra en el vestíbulo, la mala vibra se siente a flor de piel; al mínimo ruido se piensa en fantasmas y cosas extrañas, el deterioro es más que visible, desagrada el gusto de cualquiera y apesta a humedad.

Inmediatamente se pasa a los tres corredores centrales, alrededor un patio interior que le da a la propiedad una forma de "U". El patio interior está enverjado. Esos son los pocos hierros que quedan en la residencia; los otros ya se lo llevaron los indigentes y ladrones: barandillas de las escaleras y verjas de las ventanas.

A la mano izquierda, el pasillo que conduce al comedor, cocina, despensa y lavandería. A la mano derecha, el corredor conduce a los dos primeros cuartos, todavía pintados de rosado. Tal vez allí durmieron Thays, Sandra o Lorena, las hijas del dictador.

Al frente del recibidor está otro corredor. Allí la casa alcanza tres niveles. En el primero, oficina; el segundo un cuarto de colección y en el tercero, la azotea.

Entre sus colecciones tenía artículos como sables, espadas e imágenes raras. Solo quedan los 7 modulares de madera en donde colocaba las colecciones. Se están pudriendo.


La recámara del MAN

En un segundo nivel, arriba de los estacionamientos y del área social, está la habitación de Noriega.

Las paredes del baño mantienen rastros de mármol astillado por quienes quizás buscaban dinero u objetos de valor entre las paredes.

Dentro de lo que es el área social, donde el General hacía las fiestas y se reunía con sus amistades, hay una gruta. En el nicho, ya no está el bulto del santo, mudo testigo de lo que ahí ocurría.

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