Un dolor por partida doble

Un hombre perdió a la mitad de su familia de un solo tajo el domingo pasado, cuando un camión volquete arrolló a su hija y esposa en

William Sala / Crítica /


Alberto Trihane, quien por momentos rompió su silencio, cuestionó la forma cómo se ha ido ensanchando y reparando la carretera de Tocumen. No hay espacio para que los conductores maniobren; tampoco se cuenta con las señalizaciones; y por último, se han colocado aceras e islotes que resultan innecesarios.



Dijo que se debe de aumentar la pena y sanciones para los conductores que comentan infracciones y tragedias bajo los efectos de bebidas alcohólicas.

Un hombre perdió a la mitad de su familia de un solo tajo el domingo pasado, cuando un camión volquete arrolló a su hija y esposa en la carretera principal de la comunidad Sector Sur, en el corregimiento Tocumen.

Doribeth Trihane Uribe, de 9 años, y su madre Indira Uribe de Trihane, de 43 años, fueron atropelladas cuando intentaron cruzar la calle para abordar un autobús y dirigirse a su casa ubicada en La Siesta, después de haber asistido a la iglesia donde se congregaban.

Alberto Trihane, de 45 años, padre y esposo, respectivamente, de las víctimas, dijo que no se puede pedir justicia ante un hecho como ese.

“El accidente ya ocurrió y solo me queda la fe de saber que ellas murieron consagradas a Dios”, dijo.

Trihane, un feligrés de la Iglesia Salón del Reino de Los Testigos de Jehová, ubicado en Tocumen, donde también se congregaban su esposa e hija, aseguró que su fe lo mantiene de pie, firme, así como la ayuda de sus hermanos Testigos de Jehová, quienes son una gran familia.

El hecho

Daniel Rodríguez Serrano, de 37 años, conductor del camión volquete matriculado 528973, en su informe redactado al personal del Departamento de Operaciones del Tránsito, informó que intentó esquivarlas, pero no pudo; luego colisionó un metrobús matriculado 080661, conducido por Rubiel Ernesto Castillo, de 38 años.

Ellas, en primera instancia, fueron llevadas en ambulancias del Servicio 911 al Cuarto de Urgencias del Hospital 24 de Diciembre, donde los médicos le explicaron a Alberto que la condición de salud de sus familiares, era grave, y las transfirieron al Hospital Pediátrico y a la Caja de Seguro Social, respectivamente.

La madre murió a la 1:25 p.m., y la niña, a las 2:00 p.m. En la escena se encontró parte de una pieza de vestir y los zapatos de las víctimas.

A Indira, Alberto la llamada de cariño “Toti”, y el día de la tragedia la iba a acompañar. Sin embargo, un dolor agudo en la columna condicionó su respuesta y dijo que no.

La trágica noticia llegó a la humilde vivienda N° 543 de la Calle Pedasí, en La Siesta, por medio de una prima de la única hija que le quedó a Alberto.

Después de recibir la información, la casa terminó con su habitual tranquilidad para caer en incontrolables gritos, dijo el otrora callado Alberto, quien recordó que su hija era una excelente niña, quien a pesar de su corta edad se había ganado el amor de sus vecinos, y en tres ocasiones se hizo merecedora de la primera beca que dan para los hijos de los trabajadores en una cadena de restaurantes.

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