Adulterio

Por: Roquel Iván Cárdenas (catequista católico) Correo electrónico: [email protected] -

En la Biblia, Jesús nos dice que el que mira a una mujer deseándola en su corazón ya comete adulterio.

"Han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo les digo que todo el que mira con deseo a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón". Mateo 5, 27s

La ley judía condenaba en el decálogo el adulterio. Pero la interpretación de la prohibición del adulterio en los 10 mandamientos usualmente se daba como un acto exterior. El décimo precepto del Decálogo prohíbe el deseo de la mujer del prójimo, pero solo desde el punto de vista de la justicia en cuanto al respeto a la propiedad ajena y no desde la óptica de la moral conyugal. Ante esta interpretación tan restrictiva, Jesús nos enseña que el verdadero responsable de la moral es el corazón humano; que no solo el acto externo, sino el mero deseo de cometerlo encierra ya la misma malicia del acto externo en sí. La frase "el que mira con deseo a una mujer" de acuerdo con las doctrinas de otros textos del Nuevo Testamento y a la interpretación común de los Padres de la Iglesia, se refiere sobre todo a mirar a una mujer con deseo lujurioso de manera deliberada y voluntaria.

Aquí no se trata simplemente del hecho de mirar a otra persona y apreciar sus cualidades físicas o espirituales, sino el acto de mirar a la persona como un objeto sexual, buscando el placer sexual de forma desordenada, separándolo de su finalidad propia de ser medio para manifestar el amor, que debe estar abierto a la procreación. La lujuria al contrario es la búsqueda de un placer inmediato, viendo al otro como un objeto.

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