CD, en la encrucijada del diablo

Recientemente, en publicación periodística, se ha informado a la población que el secretario general del partido Cambio Democrático (CD) y aspirante a la presidencia de la República, Rómulo Roux, ha decidido soltar los vínculos que lo unían políticamente al jefe del partido, Ricardo Martinelli, y en una especie de “alea jacta est” ha osado “pasar el Rubicón”, es decir, “frentear” al “loco” por la presidencia del colectivo político, en una andanza que vista estratégicamente un constituye un verdadero suicidio político.

En efecto, a pesar de que en diversas ocasiones el dirigente del CD había asegurado que en ningún momento ha pretendido "secuestrar" o "tomarse" el partido fundado por el expresidente Ricardo Martinelli, hoy es público y notorio cuál es su aviesa pretensión. El hecho es que esto pone en una grave situación al principal ente político de oposición. Porque nadie -con dos dedos de frente- puede dudar de que en esta jugada política está metida una “mano peluda”, probablemente de la fracción de la oligarquía gobernante.

Ante este diluvio político en Navidad –además de los torrenciales aguaceros que están cayendo–, actores importantes del CD han acusado al precandidato presidencial de una "traición" y calificado a su equipo como "la nómina de los caballos de Troya". También han expresado que "el aviso" que hizo Rómulo Roux de correr a la presidencia del CD es porque, al impugnar a Ricardo Martinelli y proceder en el Tribunal Electoral, quedaría como único candidato a dicho puesto. ¡Esa es la jugada!

De manera que el partido del “loco” se encuentra metido en la encrucijada del diablo. De alcanzar Rómulo Roux (el próximo 21 de enero, día de la Convención Nacional del CD) la victoria a la presidencia del partido Cambio Democrático, posiblemente se produciría una importante escisión, y de salir triunfante Ricardo Martinelli, sería la ruina política del hasta hoy pretendiente a la “silla de San Felipe”. ¡Así de sencilla es la cosa!