Chupar

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

En los años cincuenta del siglo pasado había una “leyenda urbana” (cuento popular) que circulaba por los humildes negocios del antiguo Terraplén, especialmente en las cantinas. Se decía que sencillas personas se reunían en la cantina todas las semanas a lo que hoy llaman “socializar”. Se destacaba un obrero chistoso, quien siempre soñaba que algún día se ganaría la lotería. A gritos decía que prefería “chuparse” el premio para disfrutarlo con sus amigos. Aclaraba que al ganarse la lotería lo primero que pasaría es que la esposa le pediría cortinas nuevas para el hogar, así como zapatos de última moda. Los hijos vendrían con una lista de regalos. Hasta se acercarían parientes que casi nunca veía a pedirle prestado. Al final, la plata del premio “lo disfrutarían otros” y no quien tuvo la buena fortuna. Sus ocurrencias causaban risas hasta que… ¡Se ganó la lotería!

Nunca supe cuánto dinero era, pues en esa época los premios no eran tan altos porque la plata rendía más. ¿Qué pasó? Mandó a cerrar la cantina y sus amigos y el afortunado bebieron y comieron hasta que se acabó el dinero. Al salir estaban como dirían algunos en Las Trancas de Sioguí “limpios pero contentos”. Recordé esta leyenda popular con motivo de la llegada del Cepadem, que ha sido un regalo de Navidad. Imagino las numerosas cosas que se pueden hacer, pero también llegan a mi mente casos en que los premios se convirtieron en dolores de cabeza para los afortunados. Uno de ellos sucedió aquí, en los años sesenta, con el llamado sorteo millonario de cien mil balboas. Lo ganó un humilde llantero, a quien trataron de secuestrarle hijos para pedir recompensa. Estudios hechos en EE.UU., donde existen sorteos que tienen premios de varios millones (hasta ochocientos) indican que no todo es bueno para los afortunados.

Algunos han tenido que mudarse, ante la presión de familiares y amigos pidiéndoles ayuda. Otros perdieron la relación que tenían con la comunidad, al ser envidiados por la nueva fortuna. Añada los que sociológicamente asumieron el “estatus” (posición social) de nuevos ricos, que les cambió la vida normal que tenían. Esto hay que tenerlo en cuenta con el sorteo del Gordito Millonario que dicen funcionará desde el otro año… Sería absurdo afirmar que es mejor no ganarse uno de esos premios, pero hay que conocer los aspectos negativos que trae la nueva fortuna. Como dijeron varios ganadores, a la larga hubiera sido mejor seguir como antes. (Dice el Cholito Mesero de Santana que ojalá se ganara un millón para “sufrir” todo lo malo de tener buco dinero).

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