Copartidarios

Por: José Raúl Mulino Q. Exministro de Seguridad Pública -

El día domingo marcó un antes y un después en la vida de nuestro partido Cambio Democrático. Cómo llegamos a él es materia conocida y envuelta en páginas que, cuando se escriba la historia, sí, esa que no escriben los vencedores al término de la contienda, ubicará a cada quien en el lugar que le corresponde. Por ahora, cada quien tiene derecho a sus opiniones y visiones  de lo sucedido.

Desde la experiencia del PRD en octubre de 2016, al triunfar Pedro Miguel González sobre Ernesto Pérez Balladares, se vislumbraba lo que podía venir. Cambio Democrático podía ser un obstáculo en las ambiciones del oficialismo y su interés en acallar al único partido de oposición a la fecha, en su escenario más duro y complejo al tener a su presidente y fundador preso en Miami. Desde ese momento tomé la decisión de no participar, como no lo hice, en la contienda por la junta directiva del partido cuando fuera el momento. Mi experiencia me decía que iba a ser dispar y cuesta arriba. Me quedé corto.

Independientemente de lo que se crea o no de Martinelli, la forma causó en mí distanciamiento respecto a la otra tendencia. Tengo un criterio que para muchos es desventajoso en política, donde todo suena a acomodo; apoyo a los amigos y si están caídos, más. Pocas veces mido si ganar o perder, pero me ubico donde mis principios me dicen.  No es la primera vez que veo perder a un amigo. Esta vez, apoyé la continuidad de Ricardo Martinelli, sobre todo por sus circunstancias y sorprendido por lo sucedido. No lo hice buscando réditos de ninguna índole. Simplemente no era mi lucha. Por ello no competí. Asistí a los eventos a los que me invitaron, aunque no en la organización de los mismos ni en las estrategias por seguir, las cuales no fueron exitosas, a mi juicio, más por impericia política que por otra cosa, mezcladas con desgastes evidentes e insostenibles.

Dicho esto, les manifiesto que ahora priva el partido. Hay que trabajar adentro y de manera democrática mirar la ruta del futuro. Los escenarios cambian y el de ayer ya es pasado. Las primarias presidenciales son la siguiente etapa y hacia ellas hay que trabajar luchando con tenacidad por esa meta. La política está llena de imponderables y de hoy en adelante la responsabilidad es de quienes con votos ganaron y eso hay que respetarlo. Ganar o perder forma parte de las expectativas. El que gana celebra, el que pierde aguarda un mejor momento, pero activo siempre.

El 2019 se perfila difuso aún. Varela apostó y ganó a su manera. Ahora, estemos vigilantes de que el partido se ubique e identifique como realmente opositor, con propuestas coherentes para el bien del país y en busca del triunfo desde la oposición. Oportunidades van a sobrar ante tanto descalabro gubernamental. En una cosa si me reitero, un CD varelista pierde.

Pronto los veré en mis recorridos y podré escuchar de ustedes sus valiosas impresiones como siempre lo he hecho. Sigamos unidos y positivos. Confíen en que por algo pasan las cosas.

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