El maligno roba

Por: Por Roquel Iván Cárdenas Catequista -

La parábola del sembrador que encontramos en el Evangelio, según San Mateo, nos habla que la semilla, que es la Palabra de Dios, que en ocasiones es robada por el maligno y la tierra representa el corazón del hombre que puede o no acoger dicha Palabra. El Sembrador es Dios, que lleva la buena nueva para la salvación y el Diablo busca quitar o robar esta Palabra del corazón de los hombres.

Sería interesante preguntarnos cómo el Diablo hace para robarnos la semilla de la Palabra de Dios de nuestros corazones. Una de las armas más formidables con que cuenta es la desconfianza que aún le tenemos a nuestro Salvador y Redentor, debido a que al igual que ocurrió en el Paraíso con Adán y Eva, desconfiamos de Dios.

Todavía tememos que Dios tenga alguna agenda escondida o segundas intenciones en lo que nos pide su Palabra. Cada vez que escuchamos la Palabra de Dios y encontramos en ella cosas que nos agrada, el Espíritu Santo inspira en nuestros corazones el deseo de obedecer, escucharemos una voz interior que nos tienta y no llama a la desconfianza, en esa voz claramente podemos reconocer al maligno que quiere robar la semilla, que quiere robarnos la Palabra de Dios.

El Diablo siempre nos presentará a Dios como alguien que quiere despojarnos de nuestra libertad, que pretende esclavizarnos con leyes absurdas, que no permitirán que nos desarrollemos o seamos felices. Ante estas insinuaciones debemos mostrarnos firmes en el camino de la fe y creerle a Dios y saber que Él nos ama. Tener fe que Dios es bueno con nosotros, aunque en algunos momentos no sea tan evidente para nosotros.

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