Ideología de género y educación sexual
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Sin duda, la llamada ideología de género es un problema harto espinoso, que debe ser abordado con mucho cuidado para evitar incurrir en extremos que fomenten la intolerancia y la descalificación, que es el primer síntoma de persecución.
El pueblo panameño es eminentemente católico y ahora hay un evangelismo emergente y muy pujante, el cual coincide con los católicos en una férrea defensa de principios cristianos y antiaborto y en pro del matrimonio, concebido como la unión de un hombre y una mujer con el fin de procrear.
Empero, las realidades mundiales han traído a nuestras playas conceptos modernos que retan la concepción tradicional y cuyos voceros son también ciudadanos respetables, con puntos de vistas diversos.
Decimos “modernos”, pero en realidad estos estilos de vida alternativos a lo tradicional han estado presentes en la sociedad desde hace siglos, solo que ahora hay mayor tolerancia e incluso cuentan con apoyo de organizaciones y organismos internacionales.
Llamó la atención hace meses una manifestación multitudinaria hacia la Asamblea Nacional, cuando se discutía en primer debate el proyecto de ley 61 sobre salud sexual y reproductiva, muchedumbre que no se veía desde la época de la Cruzada Civilista Nacional.
Lo que sí es cierto es que la educación es conocimiento y no oscurantismo ni menos fanatismo.
Lo que mejor conviene al Gobierno y al país es que se explique bien qué es lo que se pretende al introducir estilos alternativos de vida en el sistema educativo panameño, ya que hay gran confusión e ignorancia sobre esa materia.