Indiferente

Por: Gonzalo López Menéndez Periodista -

Un día cualquiera Joshua Bell subió al metro con su Stradivarius de 1713 en mano. Cómplices de la monotonía los allí presentes no le prestaron atención. Ensimismados fueron incapaces de darse cuenta que se encontraban ante uno de los mejores violinistas del mundo. Conseguir una entrada para escucharle solía ser una misión imposible y aquel día abandonó el metro con apenas 30 dólares.

Ni tan siquiera se atreve el Sol a salir por la ventana y el sonido del despertador te saca de la cama, ignoras el eco de una voz que pide unos minutos más. El café se ocupa de lo que no logró el despertador. Enfilas la puerta, te aferras al abrigo y sales dirección al trabajo.

El ser humano es un animal de costumbres, todos los días misma hora, mismo desayuno, misma rutina. Nos dejamos llevar, no tomamos decisiones. Dejamos que la rutina decida por nosotros, es más cómodo, más sencillo. Aburre, pero supone una liberación para la mente y nos deja tiempo para otras faenas más provechosas como preguntarnos si dejamos o no la luz de casa encendida.

Corremos el peligro de pasar demasiado tiempo en una zona de confort. De abandonar retos, motivaciones o simplemente no apreciar a un virtuoso de la música como Bell. Para el escritor estadounidense John Steinbeck, había mil maneras distintas de vivir, pero al final sólo quedaba una, la propia.

El día que dejemos de sorprendernos, de maravillarnos y aceptemos las cosas tal y como son algo morirá en nosotros. La rutina aporta seguridad y protección, pero si no prestamos atención al mundo que nos rodea, algunas de las mejores cosas de la vida caerán en el olvido.

“No se pueden conseguir resultados distintos haciendo las cosas siempre del mismo modo” argumentaba Albert Einstein. Sin confort no hay seguridad, pero si todos siguiésemos la monotonía ya no habría mil formas distintas de vivir la vida.

De todos los animales de la creación, el hombre es el único que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir. Nos sobran los motivos para vivir cada momento como algo único. Saltarse la rutina es abogar por una actitud distinta, una manera de vivir basada en observar, experimentar y afrontar la realidad de manera que esta no resulte indiferente.

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.