Los Carnavales

Por: Roquel Iván Cárdenas Catequista -

El Carnaval es una actividad muy conocida en nuestro país y es presentado en nuestra sociedad como modelo de diversión. Lo cuestionable es que se presente como modelo de diversión, asociándolo con la palabra a tal punto que hemos tenido que acuñar la frase “diversión sana” para distinguir la verdadera diversión de lo que mal se ha llamado diversión y que no es más que vivir: “… como los paganos, practicando el libertinaje, vicios, borracheras, orgías, comilonas e intolerables idolatrías.” (1Pedro 4,3)

Para muchos, lamentablemente, la alienación es sinónimos de diversión. Buscan desesperadamente no pensar, ni interiorizar su vida y ahogar su angustia existencial en el mundo de las sensaciones. Estas personas identifican la diversión con no pensar y dejarse llevar por los instintos. Esto los lleva a contaminar muchas actividades que de suyo son buenas y sanas con música estridentes, borracheras y hasta con sexo desenfrenado. Ante este orden de cosas, nos toca como católicos discernir la realidad, meditando a la luz de la Palabra de Dios, el uso que le damos al tiempo libre con que contamos. A continuación le presentamos dos textos que nos pueden ayudar en estos menesteres.

“Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad; pero no esta libertad para dar rienda suelta a sus bajos instintos” (Gálatas 5, 13)

“Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido, pero no me haré esclavo de nada.” (1 Corintios 6, 12)

La Palabra de Dios como siempre viene a iluminar nuestra realidad al darnos una perspectiva de la verdadera libertad que lleva al desapego de las cosas que nos puede esclavizar. Porque en el fondo hay muchos que hoy día usa su libertad para declarase esclavo.

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