Mariposas

Por: Milcíades Ortiz Catedrático -

Mi papá nos hizo observar una hermosa mariposa y preguntó con seriedad ¿saben quién hizo esto? Era una mañana de comienzos de verano a finales de los años cuarenta. Estábamos en el patio de la casa familiar en la calle Primera Parque Lefevre. Ese lugar era una especie de zoológico mágico. En cuanto a vegetación se destacaban los papos, acacias, jazmines y las adoradas rosas de mi padre. En cuanto a animales, los había de todo tipo y tamaño. Desde los pequeños escarabajos, hasta iguanas y algunas veces una culebra “bejuquilla”. Las mariposas por docenas iban de flor en flor, chupando la miel que era su alimento. Mi hermano Orlando y yo nos quedamos sin palabras, porque no pudimos decir quién hizo la mariposa llena de colores.

Papá siguió con su pregunta. Esta vez nos mostró el borriguero con colores chocolate, amarillo y verde que estaba por allí. Nos hizo oler las rosas y los jazmines y preguntó ¿quién hizo esto? Nos “rendimos” porque no teníamos idea del autor de esas maravillas de la naturaleza. Entonces dijo… “Dios”. Más confusos quedaron sus hijos. Explicó con sencillas palabras que había algo superior que hace al mundo. Ante el asombro, detalló: “No es un viejo de vestido y barba blanca, que está en las nubes. Nadie lo ha visto, pero se sabe que existe”. Para unos chiquillos de unos diez años, esa explicación sobre la existencia de Dios nos dejó curiosos. Más tarde lo buscábamos en las iglesias, especialmente en la Semana Santa. Respecto a la religión, papá era un “libre pensador”. No discutía el tema ni criticaba las “otras” iglesias y no trató de imponernos ninguna. Decía que para aceptar una religión había que conocerla bien y comprometerse a cumplir sus exigencias. Por eso sostenía que no debía bautizarse en cualquier religión a un niño pequeño, porque “se la estaban imponiendo”.

Esta manera que tuvo papá de indicar la presencia de Dios en ese jardín sencillo lo he recordado especialmente por la proximidad a la Navidad. Además, por las luchas religiosas que tiñen de sangre y violencia al mundo desde hace muchos años. Falta la tolerancia, la comprensión que todos los seres humanos tienen derecho a profesar la religión que consideren adecuada. Los que no tengan ninguna no deben ser considerados como “distintos”, y hasta un peligro para la sociedad (¿?). (Dice el Cholito Mesero de Santana que siempre los acuerdos de pena favorecen a los maleantes).

Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.