Sueños y pesadillas

Por: Azihra Valdés Madrid Periodista -

No soy consultora política ni nada que se le parezca, pero en los últimos 8 años he tenido el privilegio de compartir y aprender de varios expertos al escucharlos hablar de comunicación política. Estos asesores son personajes de lo más coloridos. Unos divertidos, otros fatalistas, unos crudos, otros diplomáticos; los hay que hablan hasta por los codos y los que van directo al grano. Unos con presentaciones tecnológicas 3D y otros de papel y lápiz. Independientemente de su estilo, todos coinciden en una cosa: las prioridades del panameño son la economía y la seguridad.

Los argumentos sobre la problemática social esgrimidos por los opinólogos que van de Costa del Este a TVN y de ahí a Multiplaza, están muy lejos de ser los temas que afectan al pueblo. Los programas de opinión están colmados de personas cuyos planteamientos interesan a una minúscula parte de la población, por eso no es de extrañarse que sus niveles de audiencia sean ínfimos. Mientras el panameño común lucha todos los días con algo tan mundano como el alto costo de la vida, el empleo y la inseguridad en sus barrios, los acomodados voceros de la sociedad civil invaden los medios con su elevado repertorio de ideas abstractas que no resuelven los problemas urgentes del 85% de la población.

Grupos como MOVIN y algunos dueños de medios de comunicación se llenan la boca presumiendo que llevaron a Varela al poder hablando de corrupción y de justicia. Pero los expertos aseguran que estos conceptos vanguardistas poco o nada tuvieron que ver con su victoria. La propuesta ganadora fue una sola: “58 balboas en tu bolsillo”. En una sociedad con altos niveles de pobreza, tener qué comer es la mayor preocupación de los ciudadanos. Por necesaria que sea para la democracia la independencia en la Corte Suprema de Justicia, hablarle de este asunto a un padre de familia que tiene dos dólares en el bolsillo y le debe $78 al chino es arar el desierto. En la medida que una sociedad va saliendo de la pobreza y engrosando la clase media, sus necesidades se van transformando de lo material a lo intelectual. Entonces, lo básico como la alimentación y la seguridad se cambia por valores como educación, corrupción, independencia y justicia. Tristemente, estamos lejos de ese nivel de desarrollo social.

Mientras este gobierno y sus voceros insistan en temas que no ponen pan en la mesa, los niveles de aprobación de la gestión de Varela seguirán cayendo en la misma proporción que ha ido cayendo la calidad de vida de los panameños. Eso explica por qué la gente cada día quiere más a Martinelli y menos a Varela. Abrir la nevera en los tiempos del loco daba gusto. Había abundancia y la seguridad de más empleos con mejores salarios. Panamá iba en el camino correcto, reduciendo la pobreza a paso galopante. Abrir la nevera hoy da pena. No solo es la escasez por el aumento de la canasta básica y la falta de empleo. Es la incertidumbre de tener un presidente sin brújula, buscando lo que al pueblo no se le ha perdido y la desesperanza de saber que, aunque le queden dos años, Varela ya es un gobierno fallido.

La frustración de la ciudadanía es aún mayor, porque Martinelli nos mostró que sí era posible soñar en grande y realizar nuestros sueños. Con el metro, el crecimiento económico, grado de inversión, buenos salarios y pleno empleo, los panameños sentimos que nada era imposible y que nadie nos detendría. Hasta que llegó Varela con su mente pequeña, mezquina y obtusa. Este presidente no solo es incompetente, es dañino. Con su odio destruyó lo que con tanto amor Martinelli y los panameños construimos. Si Martinelli fue el gobierno de los sueños hechos realidad, Varela es el gobierno de las pesadillas que no terminan.

Recuperar nuestros sueños y volver al ritmo Martinelli no será fácil, máxime sin Martinelli. Pero un CD, en cualquiera de sus manifestaciones, es nuestra mejor apuesta. Porque sabemos hacerlo y probamos que trabajamos sin descanso hasta lograrlo. Como dijo el general Colin Powel: “Un sueño no se hace realidad mágicamente: se necesita sudar, determinación y trabajo duro”.

¡2019 a la vista!

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