Van tres magnicidios en Panamá

Por: Por: Julio César Caicedo Mendieta Colaborador -

Con este cuento tan corto, cuento con orgullo, que la clase política panameña ha mejorado con el tiempo, pero no mucho. Miren, que en los aciagos años del influyente político liberal, escritor y poeta panameño Gil Colunje Meléndez, Buenaventura Correoso y otros notables del Estado Federal Istmeño, la política era con los espadones desenvainados. Cuando el general de las Barbas Vicente Olarte Galindo sustituyó en la presidencia del estado al bardo Gil Colunje, no logró finalizar su mandato porque murió asesinado el 13 de marzo de 1868, según dejó para la historia, la enorme ola de rumores públicos que se levantó en el Istmo por su muerte. Unos escritos colombianos suponen que le brindaron un plato de guacho de cambombia con ponzoña en la isla de San Miguel. La Isla del Rey era muy famosa en ese entonces para celebrar banquetes políticos, ya que los caminos hacia el interior eran peligrosos y los veleros, al parecer, eran más prácticos porque zarpaban y atracaban en Boca la Caja con frecuencia. Otros escritores dan crédito a que la muerte de Vicente Olarte fue con un vino de iglesia adulterado, sabrá DS, la cosa fue que ante tantos comentarios sobre la muerte del jefe de Estado panameño que recorrió todo el país en tres años sin el parque vehicular, avionetas ni helicópteros de hoy, murió, según un parte médico, apurado de un ataque de malaria.

Desde ese entonces, la clase política panameña fue mal vista, tanto por los bogotanos como por gente de alto turmequé a nivel mundial. El diplomático gringo Allan Burton llegó a decir: ”Es en verdad difícil imaginar un ejemplo de gobierno más deprimente que la autoridad ejercida por los insignificantes jefes de Estado costeros, entre los cuales el peor es Panamá”.

87 años después de la muerte del general Olarte, ocurre el asesinato de José Antonio Remón Cantera el 2 de enero de 1955 y luego el 31 de julio de 1981 matan al general Omar Torrijos Herrera. El magnicidio del presidente y militar José Antonio desató episodios increíbles que es mejor que Uds. mismos los busquen en libros e internet. Sobre el fallecimiento del general Omar Torrijos, prefiero remitirlos a Globo visión y a Rusia TV que pueda que ellos los acaben de confundir más sobre el magnicidio de un verdadero líder. Nada de esta narración me ha gustado mucho, pero sostengo que hemos mejorado. Al general Olarte lo envenenaron, al presidente Remón lo ametrallaron, a Torrijos le estrellaron su avión y en estos días dicen que casi matan a nuestro presidente con un biombo de liga viva.

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