Manos que hacen florecer semillas

Por: Rafael Alexis Álvarez La Voz del Interior -

Se le atribuye a Platón la célebre cita: "La necesidad es la madre de la invención", y podemos afirmar que fue eso lo que llevó a Anayansi Vernaza a convertir sus manos en tierra fértil para que diferentes semillas de nuestro suelo patrio florecieran convertidas en collares, aretes, pulseras y otros objetos decorativos que ya han traspasado las fronteras.

En efecto, todo inició cuando ella se quedó sin trabajo, y como quiera que la almohada es la mejor consejera, se acostó con ese pensamiento: "Qué haré sin empleo". Un despertador natural le anunció la llegada del alba, una voz que en su interior la impulsó a levantarse temprano, repitiéndole que ella era capaz de hacer muchas cosas, que la voluntad estaba en sus manos.

El llamado fue aceptado y esa mañana, cual si fuese un anuncio divino, Sabina Barrios, la que fue su maestra en la escuela del Alto, en Santa Fe, Veraguas, le ofreció ayudarla. La invitó a un centro comercial para comprarle una aguja mágica para que con ella bordara el talento que poseía.

Fue infructuosa la búsqueda de la citada aguja. En uno de esos locales Anayansi vio un letrero que decía: "Gane dinero, trabaje con semillas naturales". Casi sin pensarlo, de inmediato le propuso a la maestra que en vez de la aguja mágica le regalara las semillas y lo necesario para aprender a hacer un collar. Allí nació el capital primario para hacer producir sus manos. Además de comprar lo necesario para hacer el collar, la maestra pagó los veinticinco dólares que costó el curso.

Primera venta

Anayansi Vernaza hizo su primer collar y decidió lucirlo en Santa Fe. Una joven norteamericana del Cuerpo de Paz quedó maravillada con su diseño. Ella nunca olvidará aquellas palabras, que repite varias veces cuando rememora aquellos días. "Qué lindo, muy lindo, superlindo", exclamó la muchacha y de inmediato le ofreció comprárselo. Esa era la intención de lucirlo y lograr su primera venta. Se lo quitó y se lo midió a la compradora. Le quedaba chico, pero eso no la desanimó. No podía dejar pasar su primera venta y le pidió a la joven que le diera una noche para arreglarlo, que al amanecer lo tendría a su medida.

"Le prometí que a las diez de la mañana del día siguiente ella lo podría lucir, y a esa hora estaba esperándome. Pero no volví solamente con el collar, por la noche trabajé en una pulsera y unos aretes. Ella me compró el juego y además me dio propina por el hecho de que había trabajado durante la noche para hacerles las otras prendas", comentó con aires de triunfadora.

Con ese dinero compró más semillas y trabajó y trabajó. Sabía que habían más muchachas del Cuerpo de Paz en Santa Fe y logró que la invitaran a una de sus reuniones donde presentó sus creaciones, que se vendieron y nacieron los pedidos.

Por ser los extranjeros los mayormente interesados en estas creaciones a base de productos naturales, consiguió que en el hostal La Qhia le prestaran una mesa a la que le colocó un mantel y puso las semillas que florecieron en sus manos a la vista. Cada venta representaba armar nuevos y más diseños.

Estudio

Al inició no conocía el nombre de ninguna de las semillas que utilizaba. Entonces conversó con una prima quien le recomendó que debía saber el nombre de la materia prima con que trabajaba. De esa inquietud nació un libro: "Semillas y frutos de uso artesanal en Panamá". El libro y los nuevos conocimientos le sembraron una semilla en el corazón; pasar de lo informal a la formalidad.

Había ahorrado un poco y pensó en un local que se ajustara a su producto. Un rancho fue lo ideal, construido con la mayor cantidad de material natural. Compró una vitrina que se convirtió en un elemento motivador porque se retó a llenarla con diferentes productos y lo logró. El nuevo local no demoró en ser conocido en el exterior debido a que una muchacha del Cuerpo de Paz lo bautizó con el nombre de "Anayansi's Artisan House".

Cadena de favores

Así como la maestra le dio la mano para dar el primer paso en su empresa, ahora Anayansi trata de ayudar a otras personas.

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