La fiebre de comer sano en 6 perfiles

Comer sano es trendy. Comer sano es cool. Comer sano es top. Comer sano es chachi...

Por: http://www.bfacemag.es/ -

A nadie que utilice habitualmente las redes sociales se le habrá pasado que esto de comer sano se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en una auténtica fiebre. Al día de hoy no existe sobre la faz de la Red influencer que se precie de no alardear bombardear diariamente en Instagram con fotos de platos sanos. Y si lo dicen los influencers y las it-girls, no hay discusión posible: Comer sano está de moda. Comer sano es trendy. Comer sano es cool. Comer sano es top. Comer sano es chachi. Que sí, que ya nos hemos enterado. Cuando te compras el Pack Para Molar, junto al vaso desechable de Starbucks, el Iphone 6, las Stan Smith, el top fosforito de runner y la funda de pasaporte de Luis Vuitton, te vienen unas lechugas y unas semillas de chía. Eso es así. Me he propuesto analizar los porqués de esta nueva obsesión y he llegado a la conclusión de que existen 6 tipos de razones según 6 tipos de perfiles: EL TRENDY. Comes sano para estar a la última. No lo haces por salud, sino por puro postureo. Adquieres el último ingrediente healthy que le has visto a Jessica Alba para poder postearlo el primero en España. Cuando sales a cenar pides lo que tenga el nombre más cool y menos calórico: lo que sea por una reputación intacta. Siempre te quedará la recena del Burguer cuando llegues a casa y nadie te aceche. EL HIPOCONDRÍACO. Comes sano para no pillar una enfermedad galopante que se te lleve al otro barrio en tres días. Ingieres la cúrcuma a puñados con las dos manos desde que te has enterado que es un potente anticancerígeno. Si la OMS recomienda 3 frutas al día, tú comes 6 para asegurarte. Tragas brócoli con la voracidad de un famoso de segunda en Supervivientes. Vas a convertirte en Superinmune cueste lo que cueste. EL ZEN. Comes sano para asegurarte el Mens sana in corpore sano. Sabes que un organismo sano y equilibrado es el básico para una mente clara y unas emociones serenas. Cuando comienzas a sentirte alterado por algún acontecimiento terrenal, corres a roer un tallo de apio con fruición. Es tu meditación. Aspiras a ser un Budha, pero sin barriga. EL SUPERFICIAL. Comes sano porque quieres quitarte el michelín, deshincharte el vientre, hacer desaparecer el acné –ese que te dijeron que desaparecería tras la adolescencia pero NO- o dejar de perder pelo –que eres muy joven para ser calvo a los veintitantos-. Mejorar tu aspecto físico es tu meta vital y para ello probarás todas las dietas que hagan falta. Dukan, vegetariana, vegana, la paleo, la del cucurucho… Te las sabes todas. Otra cosa bien distinta es que seas capaz de cumplirlas (especialmente la última). EL CULPABLE. Comes sano para compensar los veinticinco años de tu vida que llevas comiendo porquería. A estas alturas tu organismo por dentro debe parecer un basurero, pero crees que aún estás a tiempo de arreglar el desaguisado. Pues majo, como mínimo te tocan otros veinticinco de acelgas. ¡Ánimo! EL ILUSO. ¡Pero si tú comes sano! En vez del Big Mac, eliges la hamburguesa pequeña de un euro (claro que necesitas 3 para llenarte). Para comer entre semana, una ensaladita… César. La Coca-Cola, zero-zero. Los Donuts, light. Y no podía faltar la joya de la corona, que desde que Telepizza se ha vuelto sano… ya no puedes vivir sin tu Pizzalada semanal.

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