Los gremios transportistas, en su afán por no ser dejados atrás en el proyecto de modernización que llevará a cabo el gobierno, presentarán una propuesta que involucra un tren ligero impulsado con electricidad, que sería abastecido por buses usando biodiesel como combustible.
El temor de este sector es que sean completamente dejados de lado y que una empresa privada extranjera se haga cargo por completo del transporte colectivo en la capital.
Este plan involucra un aumento del pasaje a 55 centavos, lo que aseguran sería un precio justo por un servicio que en teoría sería "digno".
Pero el detalle es que el sector transportista no tiene el mejor historial del mundo en cuanto al cumplimiento de sus compromisos, ya sea a su clientela, a los bancos, o a la sociedad.
Tampoco han dado ejemplos en cuanto a eficiencia del servicio: las quejas en cuanto a regatas, llantas lisas, trato grosero a los pasajeros, buses el mal estado y música estridente siguen siendo el pan nuestro de cada día.
En cuanto al transporte selectivo, el "no voy para allá" y las tarifas caprichosas sigue siendo la tónica para gran cantidad de panameños.
A pesar de que los anteriores pactos para financiamiento de nuevos buses fueron renegociados innumerables veces a petición de la parte transportista, la realidad que se vislumbra es que volverán a quedar mal.
La pregunta que tienen que hacerse los transportistas es: �cómo garantizarán ellos un servicio eficiente y cortés a sus pasajeros?
Es cierto que los taxistas y dueños de buses son golpeados con los aumentos de la gasolina, pero a final de cuentas, el cliente es el último en la cadena y merecen algo mejor por su dinero.