Continuidad y sexo de reconciliación

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Continuidad y sexo de reconciliación

En medio de una party se me perdió mi mujer de madrugada, me aproveché y me fui con una guial a una pensión de Calidonia, pero el sorprendido fui yo. Tengo una relación de pareja con una guial desde hace 2 años, ella es lo que se dice un mujerón a la que le doy huevo hasta por las orejas. De verdad que somos una pareja explosiva, pese a que soy un “man” más bien de baja estatura, mi secreto es que mi pene saca la cara por mí. Las mujeres se sorprenden de que siendo pequeño tenga un pene muy grueso de 7 pulgadas, muchas no saben que los cholos por genética tenemos una buena tranca, principalmente gruesa.

Se perdió mi hembra

La verdad se me perdió mi hembra y no la encontraba porque me puse arrecho y quería a mi mujer, al no encontrarla y entrar en desesperación se me ofreció una paisana que hace tiempo se lo quería mandar a guardar y nos fuimos a limar la concha de mar. Ya en el local, la cueree duro, y por más de una hora, hasta chiquitín comí. Sí, nos llamó la atención que en el cuarto de al lado la pareja tenía un escándalo mayúsculo, se escuchaban toda clase de quejidos y sonidos de origen sexual, incluido el famoso “clac, clac”. Hasta nos dio la impresión que era una guial y dos “manes”.

Era mi mujer

Nos desentendimos por un rato concentrados en lo que hacíamos. Al final cuando salimos nos topamos con nuestros vecinos y casi me caigo de culo cuando descubrí que la mujer era mi esposa, bien cogía y llena de leche por dos “manes”. La verdad no lo entendí porque soy mucho macho para esa hembra. No soy de armar escándalo y esperé que llegáramos a casa. Ella me pidió perdón y me dijo que lo que pasó es que en la fiesta se rochó con los dos “manes” y se percató que estaban bien armados y no pudo negarse al placer de tener a dos “manes” grandes dentro de ella a la vez.

Sin rencores

Yo la entiendo y decidimos olvidarnos del incidente y seguir con lo nuestro. Eso sí, acordamos que cuando nos cabreemos cada uno se va por su lado sin rencores. No tengo que decirle que luego del disgusto de ese día, tuvimos el mejor sexo de reconciliación que se pueda tener. Las reconciliaciones son espectaculares y me dan una erección fortísima. El pene me hace “dong dong” y parece un bate de béisbol. Mi primo Juan tiene un cacho de 10 pulgadas, por eso no hay hembra que se le resista y a la que no le saque sangre porque es bien bruto en la cama, ellas felices por la rejera.

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