Vieja alborotada

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Vieja alborotada

Ella tenía 3 años de ser viuda y, según me cuenta, su marido estuvo muy activo hasta el final, le hacía los honores un día sí otro de descanso. Aunque tiene 60, es una hembra completa porque le gusta hacer ejercicios, va a la piscina, hace yoga y corre por el parque. Ya les dije: está entera y vigorosa, es de las que exige en la cama, cuando se monta arriba, no hay macho que le aguante ese movimiento sensual de sus caderas y su vagina exprimiendo al man que esté adentro.

Vieja arrecha

Yo pensé que se iba a asustar con mi instrumento, pues hasta a las nenas jóvenes les da la canillera y se niegan a tragárselo. Pero qué va, la guial lo vio y se me subió encima y lo talló todo con su pusita, lo metía y lo sacaba como si lo palpara pulgada a pulgada, se subía hasta la punta y la recorría toda hasta la cacha. Nunca había visto a una mujer tan arrecha y ganao bravo, me tenía a punto de explotar las canicas. Arriba y abajo, adentro y afuera, primero despacito en un movimiento de tortuga, pero fue acelerando hasta mover sus caderas como una loca desquiciada. Yo a duras penas aguantaba no correrme, tenía la “milk” en la puntita del cabrón payaso.

Y se detuvo

Por su experiencia y los miles de kilómetros de rabo recorridos, ella sabía exactamente hasta qué punto exigirme, en qué momento parar para que no se me saliera, y volver a empezar el dulce tormento de mi prolongada hombría.

A reventar

Sentía que las bolas me iban a explotar literalmente. Esta hembra sí sabía lo que hacía, se movía con una lujuria, era una maestra del sexo. Me llevó hasta donde quiso y me hizo venirme y llenarla cuando ella también se corría. Fue el mejor polvo de mi vida, porque ella falleció hace poco. Pero nunca olvidaré que hay viejas que son bien recordadas.

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