Hermes González
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En el sector Sur de Tocumen existe un pequeño local, en el que las manos de un artesano, crea bellezas para el hogar. Los residentes y vecinos del lugar le llaman la “Casa del Alfarero”.
El propietario del taller es Benjamín Murillo, oriundo de La Peña de Veraguas, una pequeña localidad ubicada a unas 5 horas de la capital.
Durante los últimos 40 años, Murillo se ha dedicado a esculpir con sus manos las piezas más variadas. Desde recordatorios hasta alcancias y potes para plantas. No hay limites.
La arcilla es el principal material que usa para trabajar cada pieza. El ingenio y sus manos hacen el resto.
Su dedicación y amor por la artesanía no es casual. Tomó su primer curso en Chitré, provincia de Herrera, en lo que hace muchos años era conocida como el Servicio Nacional de Artesanias.
Terminar el curso fue el motor que lo impulsó ha realizar una tarea de la cual se enamoró.
“No cubrimos hasta donde da la manta” fue su respuesta rápida cuando se le preguntó si su trabajo era rentable.
Benjamín ha logrado educador a sus hijos con su trabajo y su esfuerzo que a diario se ve reflejado en cada una de las piezas que exhibe para la venta.
Y, es que allá, en Tocumen, la gente reconoce a este hombre, quien afirma que “tengo una de pedidos que no alcanzo”.
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