Eva Revista - 28/6/12 - 08:33 PM

El Vidajena

Por: Redacción -

El pasiero Toñín toda su vida vivió en el patio limoso. Ya se había acostumbrado a la mala vida que llevan los que por necesidad tienen que vivir en ese ambiente insalubre y en condiciones infrahumanas. Pero Toñín tenía grandes ambiciones. Sus papacitos no cesaban de aconsejarlo que aprovechara los estudios, que esa era la única vía para lograr la superación y llegar a ser alguien en la vida y por consiguiente poder decirle adiós a la vieja casa de inquilinato.

Toñín siempre quiso ser médico y por eso cogía en serio la oportunidad que brinda el Gobierno de estudiar, casi de gratis en la universidad. ¡Ah!, pero él no sabía que la juventud tiene sus riesgos, sus tentaciones, y esta tiene forma de mujer, una chichi que estudiaba la misma carrera. Se trata de la escultural chiquillona de nombre Purísima. Era tan bella que todos sus compañeros le rendían pleitesía y querían levantarla, pero ella respondía a esos intentos de abordaje que no pensaba en dejarse raptar por ningún corsario. Que sus ambiciones eran convertirse en una gran doctora y luego especializarse para hallar la cura definitiva del cáncer, del sida y de otras enfermedades que están haciendo su agosto en el género humano.

Pensando en que un día vestiría su bata blanca con su nombre bordado, entró en la cafetería de la universidad donde las estudiantes consiguen novios, y tarde o temprano se olvidan de los estudios y dicen, en este caso,


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