El Antiguo Egipto y el Más Allá

Mucho es lo que se suele contar a nivel general sobre la costumbre de momificar a sus muertos en el Antiguo Egipto, cuestiones que entre verdad y fantasía solo contribuyó a confundir algo de lo que gracias a las excavaciones y el trabajo científico de arqueólogos e historiadores, se va sabiendo cada vez con precisión y ha servido para ir olvidando falsos mitos. Fotos: EFE

Sobre el proceso de momificación en el Antiguo Egipto, la arqueóloga  Esther Pons Mellado, conservadora-jefe de Antigüedades egipcias y Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, explica a Efe: "Estaban abiertas a todos pero no se las podían permitir todo el mundo, sólo quienes podían pagarlo porque el proceso era muy caro".

Primero el cadáver era llevado a la "casa de momificación" donde se lavaba bien. Se le abría una incisión en el lado izquierdo del cuerpo y se le extraían las vísceras importantes, y una vez momificadas una por una, -pulmones, estómago, intestinos e hígado-, se guardaban por separado cada una en un vaso específico,  excepto el corazón, que era la única que se devolvía al cuerpo.

“Una vez completado el proceso de momificación, pero antes de introducirlo en el sarcófago de piedra, se le realizaba el acto de apertura de la boca y los ojos, para devolver las funciones vitales del difunto en la otra vida, la importante”, nos resume con claridad la arqueóloga.

Solo el corazón, una vez momificado correctamente, se devolvía al cuerpo, porque en este órgano era donde se consideraban que residía el alma y la inteligencia del difunto.  El cerebro se tiraba tras ser extraído por la nariz con unos ganchos. Después se ponía natrón, que es la sal, y quedando el cuerpo bien relleno de sal, se añadían resinas, algunos vegetales...  y hasta cebollas se han encontrado en algunos casos.

A continuación se cerraba la abertura  y se vendaba completamente cada miembro por separado, y después todo también bien, un proceso, que bien hecho, podía durar hasta un máximo de 72 días, pero no necesariamente tanto, depende del precio. En el caso de una momificación muy bien hecha, lógicamente era más cara; y así, cuanto menos días durara, pues era más barata.

Después entre las capas del cuerpo de vendaje, se colocaban los amuletos que tenían un gran valor simbólico y mágico, con representaciones de figuras de divinidades, temas florales o vegetales...

Después, se le cubría con una malla funeraria y el cartonaje. Una vez así, ya se le depositaba en un ataúd de madera decorado con una variedad de motivos religiosos-funerarios e inscripciones...

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