Chaluja, ¿qué cambios espera usted?

Por: Gabriela Herrera [email protected] -

Finalizó la Copa Oro, gracias a Dios, y es hora de que con cabeza fría y lejos de apasionamientos analicemos la postura de la Fepafut y su presidente en lo que ocurrió durante ese torneo.

Si bien el presidente de la Fepafut, Pedro Chaluja, hizo declaraciones importantes, lo lamentable es que defendió su continuidad en la Concacaf.

Chaluja dijo que allí hay manzanas podridas, pero aclaró que no son todas. Dio a entender que desde dentro defendería mejor los intereses de Panamá y que si no veía cambios, se iría porque no le interesa ser parte de nada fuera de lugar. ¿Y cuándo se deben dar esos cambios?

Hagamos la corta y al pie, Sr. Chaluja, la Concacaf no va a cambiar y le explico por qué. Sencillamente, ese organismo no sabe actuar de otra forma. Lo otro es que requiere tiempo para que la masa se olvide de ese miércoles negro en el Georgia Dome cuando llegue la eliminatoria.

La Concacaf no es confiable y menos si su actual presidente interino defiende su voto para Blatter porque el suizo garantiza a la confederación las plazas mundialistas.

Si la nube del FBI no hizo meditar a la Concacaf y a sus actuales miembros, nada lo hará.

La Concacaf no va a cambiar a menos que todos sus miembros, léase bien, todos sus miembros incluyéndolo, salgan de ella. Tendrían que renunciar todos y cada uno de sus integrantes para que se pudiera pensar que son confiables y, obvio, que venga gente nueva y sin pasado. ¿Está dispuesto a dejar la Fepafut para salvar al fútbol del área? Usted tiene la respuesta.

La Concacaf a través de su interino habló de un error humano en las decisiones de Mark Geiger, ¡qué risa! En el Panamá vs. México hubo demasiados errores para que sean humanos y que el fanático no pensara que sean humanamente mal intencionados. No nos engañemos, el día que usted pidió justicia y dijo lo que dijo, la Concacaf respondió con la sanción a Penedo y la Fepafut, mensaje claro, ¿no?

De usted, Sr. Chaluja, la patria futbolera exige que renuncie a su cargo en la Concacaf. Los que pagan sus prohibitivos boletos para ver a la Roja en el Rommel, los que compran la camiseta y las cervezas en el estadio, piden una posición más vertical. De eso se escribe en los foros, si quiere dé una vuelta por ellos para que lea lo que piensan de usted y la forma en la que manejó estos acontecimientos.

Su continuidad es una bofetada a la pancarta de los jugadores en el vestuario del Georgia Dome. No se puede estar con Dios y con el diablo. Ya tenemos bastante con el premio que la Concacaf dio a Joel Aguilar Chicas, el cual le otorgó al final de la copa de la vergüenza.

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