Dos semanas más
La final de la Copa América está programada para el sábado 4 de julio. Eso quiere decir que tendremos dos semanas más de emociones. Es difícil para los jugadores que vienen de jugar 60 y 70 partidos en un año. El cansancio físico se siente y el mental atosiga por tener vacaciones, por estar con sus familias. Pero mientras tanto, los clasificados tienen que cumplir con los cuartos de final, con las semifinales y la final que se jugará en el estadio Nacional. Sí, el mismo que sirvió de cárcel para los enemigos de Pinochet.
Se fue México disfrazando su impotencia con el letrero de equipo B, y Jamaica, ambos invitados de Concacaf, demostrando con estos resultados que no tienen el mismo nivel de los sureños.
Muy largo el torneo, ya Chile clasificó en el primer lugar del grupo A. La goleada que le propinó a la débil escuadra de Bolivia llenó de alegría a las gradas. Yo no me engaño, Bolivia fue una caricatura de equipo. Mal, muy mal, no es justa medida. Chile debe enfrentar al tercero del B o el C. En ese paquete pueden estar Uruguay, Paraguay, Venezuela o hasta el mismo Brasil. Le puede salir la bruja.
Mientras hago esta columna, oigo a los comentaristas argentinos decir “es muy difícil que Messi juegue mal hoy”. Son patéticos, al frente no tiene a un gran equipo, pero sí tiene a once jugadores muy fuertes, muy grandes y ordenados.
Los jugadores habilidosos que enfrentan a Jamaica deben pasar la pelota rápidamente y evitar el contacto físico. Eso puede ser letal, estrellarse con un antillano puede ser letal. Mañana les comentaré como le fue a Messi en su partido número 100 con la camiseta de su país.
En verdad que el grupo B es el grupo de la muerte. Los partidos se trasladan a Valparaíso y su estadio, Sausalito, con capacidad para 23 mil personas, es pequeño para la afición argentina.
Se da un gran partido Uruguay contra Paraguay. La Copa América está muy interesante por lo que pasa afuera y dentro de los estadios.