Fue un vendaval
A Paraguay le pasó un vendaval de 6 goles argentinos. Una semifinal muy dispareja que mostró el mejor momento del equipo en la época de Martino.
Este resultado 6x1 demostró que el sistema del técnico argentino, que tambaleó precisamente en el primer partido con Paraguay, en el que empataron a dos goles, es efectivo y funciona.
Argentina ataca con cuatro delanteros y los dos laterales, Rojo y Zabaleta, y si bien Messi no anotó goles, asistió tres veces. Gran partido de Di María, dos goles, y de Pastore, gol y asistencia.
Esta superproducción argentina rescata el legado futbolístico que puede dejar el torneo para la historia. Velocidad, dominio del balón, precisión y, sobre todo, 11 talentosos protagonistas.
Messi juega mejor si sus compañeros adoptan papel protagonista. Es como una película que tiene cuatro o cinco actores principales. Todas las anotaciones argentinas fueron verdaderos golazos.
Argentina se enfrentará a Chile en un partido que tiene muchos ingredientes extrafutbolísticos. Que si los chilenos silbaron el himno argentino, que durante los cinco partidos los chilenos apoyaron a los rivales argentinos o que si en 1982, cuando la Guerra de las Malvinas, los chilenos apoyaron a los ingleses, etc.
Chile tiene con qué, toca balones y tiene jugadores como Vargas, Sánchez y Vidal y en su zaga a un jugador constante que me ha gustado mucho, Gary Medel. En su contra tiene que nunca ha ganado la Copa y que cuatro veces ha llegado a la final y todas las ha perdido. Argentina no gana este trofeo que parece una urna funeraria griega desde hace 22 años.
En el estadio Nacional de Santiago de Chile, a las cinco de la tarde del sábado, se disputa otra final de Copa América. Un torneo que pone en duda aquello de que el deporte hermana a los pueblos. Cada partido ha traído a escena viejas guerras y conflictos culturales entre los países suramericanos.