Ganó el Madrid ante el Betis
El retrato de Cedrick a Ramos y el remate cruzadito de Jorge Molina. No fue entonces la única vez que cerró mal Carvajal. Pudo ser peor al minuto siguiente, con el balón cruzado del canterano del Atlético, desperdiciado por Verdú. Por entonces, el Madrid no sabía muy bien qué hacer.
Barcelona
El Mundo
Se alzó el telón en el Bernabéu y no convenció el espectáculo. Ganó el Madrid, algo que se daba por descontado, pero lo hizo tarde y medio mal, aturdido por los nervios, las dudas y el cansancio. Con un cabezazo de Isco, curiosa manera. La única alegría en la presentación del nuevo proyecto vino de la mano del resultado. Para ver fútbol, para disfrutar con un Madrid brillante o autoritario, habrá que esperar todavía. Hay tiempo, desde luego.
Adelantó el regreso vacacional el madridismo en busca de nuevas ilusiones, las apuntadas en esos amistosos americanos de buen fútbol. Pues nada de nada. Como mucho, la sorpresa inicial por la presencia bajo palos de Diego López en lugar del hasta ahora habitual Casillas. Después, la aceptación de lo evidente. Es decir, de la superioridad del Betis durante el primer tiempo.
Siete saques de esquina tiró el equipo de Mel antes del descanso. Más complicado es enumerar las veces que se le vino el mundo encima al debutante Carvajal. O que midieron mal Pepe y Ramos. O que intentó el último pase sin acierto Isco. Por no hablar de los fueras de juego de Benzema. Irritante todo. Para cualquiera corazón que no latiera en verdiblanco, eso sí.
El Madrid sufría sin remedio, porque no vislumbraba espacios en la maraña tejida por Nosa y Matilla. Ni encontraba inspiración para eludir con una buena pared la defensa adelantada. Como mucho, algún retazo de Özil desde la derecha Nada nuevo para cualquier asiduo por Chamartín. Insuficiente, sin duda. Había atasco en el engranaje de la máquina.
Sin control, descolocado, impreciso, el Madrid se vio abocado a las penurias. En cada carrera de Cedrick por la izquierda ante Carvajal. En los desmarques y movimientos de Jorge Molina en el área. En los pases de Verdú, el mejor fichaje de este equipo. Antes del cuarto de hora, el marcador plasmó la evidencia.
El retrato de Cedrick a Ramos y el remate cruzadito de Jorge Molina. No fue entonces la única vez que cerró mal Carvajal. Pudo ser peor al minuto siguiente, con el balón cruzado del canterano del Atlético, desperdiciado por Verdú. Por entonces, el Madrid no sabía muy bien qué hacer.
Hizo un par de goles en fuera de juego, es verdad. Pero fruto más de latigazos que de un esquema organizado. Un derechazo de Cristiano lamiendo el palo como prólogo del empate de Benzema, asistido por Isco.
El Mundo
Se alzó el telón en el Bernabéu y no convenció el espectáculo. Ganó el Madrid, algo que se daba por descontado, pero lo hizo tarde y medio mal, aturdido por los nervios, las dudas y el cansancio. Con un cabezazo de Isco, curiosa manera. La única alegría en la presentación del nuevo proyecto vino de la mano del resultado. Para ver fútbol, para disfrutar con un Madrid brillante o autoritario, habrá que esperar todavía. Hay tiempo, desde luego.
Adelantó el regreso vacacional el madridismo en busca de nuevas ilusiones, las apuntadas en esos amistosos americanos de buen fútbol. Pues nada de nada. Como mucho, la sorpresa inicial por la presencia bajo palos de Diego López en lugar del hasta ahora habitual Casillas. Después, la aceptación de lo evidente. Es decir, de la superioridad del Betis durante el primer tiempo.
Siete saques de esquina tiró el equipo de Mel antes del descanso. Más complicado es enumerar las veces que se le vino el mundo encima al debutante Carvajal. O que midieron mal Pepe y Ramos. O que intentó el último pase sin acierto Isco. Por no hablar de los fueras de juego de Benzema. Irritante todo. Para cualquiera corazón que no latiera en verdiblanco, eso sí.
El Madrid sufría sin remedio, porque no vislumbraba espacios en la maraña tejida por Nosa y Matilla. Ni encontraba inspiración para eludir con una buena pared la defensa adelantada. Como mucho, algún retazo de Özil desde la derecha Nada nuevo para cualquier asiduo por Chamartín. Insuficiente, sin duda. Había atasco en el engranaje de la máquina.
Sin control, descolocado, impreciso, el Madrid se vio abocado a las penurias. En cada carrera de Cedrick por la izquierda ante Carvajal. En los desmarques y movimientos de Jorge Molina en el área. En los pases de Verdú, el mejor fichaje de este equipo. Antes del cuarto de hora, el marcador plasmó la evidencia.
El retrato de Cedrick a Ramos y el remate cruzadito de Jorge Molina. No fue entonces la única vez que cerró mal Carvajal. Pudo ser peor al minuto siguiente, con el balón cruzado del canterano del Atlético, desperdiciado por Verdú. Por entonces, el Madrid no sabía muy bien qué hacer.
Hizo un par de goles en fuera de juego, es verdad. Pero fruto más de latigazos que de un esquema organizado. Un derechazo de Cristiano lamiendo el palo como prólogo del empate de Benzema, asistido por Isco.