Golazo - 23/10/13 - 10:26 AM
La tarea en deuda del Barça de Martino
Llega el Barcelona al clásico del sábado con algunas alertas encendidas. Dos empates en los dos últimos partidos en los que ha mostrado un juego previsible, falto de desborde y con jugadores capitales lejos de su mejor momento.
Barcelona / EFE.
Llega el Barcelona al clásico del sábado con algunas alertas encendidas. Dos empates en los dos últimos partidos en los que ha mostrado un juego previsible, falto de desborde y con jugadores capitales lejos de su mejor momento.
No es el equipo azulgrana un conjunto que últimamente se haya escondido en los resultados, aunque a los analistas les pueda engañar el resultadismo. Cómo poner en duda a un equipo que encadena diez victorias consecutivas?
Vivir del juego ha sido la premisa del Barça, encumbrar la máxima "al final, el fútbol te devuelve lo que le das", el motivo final de un equipo sobresaliente que difícilmente podrá volver a la excelencia del pasado.
Se vio la temporada anterior, cuando el Barça vivió en dos mundos antagónicos, el del indiscutible dominio en la Liga doméstica y el del batacazo europeo ante el Bayern de Múnich. Unos meses después con entrenador nuevo, Tata Martino, y la estrella emergente del fútbol mundial, Neymar, los azulgranas esperan revertir la situación.
Pero los indicios no invitan al optimismo. Es el Barça un equipo sin velocidad de crucero y una defensa frágil, como se vio ayer en Milán.
A jugadores capitales, como Andrés Iniesta, les falta ese punto de genialidad que marcan la diferencia; a Leo Messi esa explosividad que no tiene recién salido de una lesión muscular y a Neymar acabar de aterrizar en el fútbol europeo.
Y también está ante un nuevo universo el Tata Martino. El argentino se mostró asombrado por las "crisis semanales" cuando descubrió que en Barcelona resultado y juego van por caminos diferentes. En cualquier otra parte, ganar es sinónimo de jugar bien, en Barcelona no.
A las primeras de cambio, cuando el calendario aprieta, Martino ha decidido poner en barbecho su hoja de excel y la calculadora para equilibrar los minutos de los jugadores más cargados de partidos. Sin mucha lógica, ha vuelto a contar más la jerarquía que el estado de forma y el paradigma fue la presencia en el banquillo de Marc Bartra.
El joven central ha lucido con solvencia en las bajas de Mascherano, Piqué y Puyol, pero en cuanto todos están recuperados ha vuelto a su lugar, en una de las esquinas del banquillo.
El error de Javier Mascherano en el tanto milanista dibuja otro elemento a tener en cuenta en la dinámica del equipo. El jefecito venía de un mes sin jugar por lesión y erró, el argentino fue el único que puso el punto de autocrítica en el discurso del equipo.
Ni Martino -"no hemos retrocedido en el juego- ni Xavi -"se ha visto a un buen Barça- ni Piqué -"sólo puedo estar orgulloso del equipo"- admiten un ápice de duda en el juego del Barça.
Llega el Barcelona al clásico del sábado con algunas alertas encendidas. Dos empates en los dos últimos partidos en los que ha mostrado un juego previsible, falto de desborde y con jugadores capitales lejos de su mejor momento.
No es el equipo azulgrana un conjunto que últimamente se haya escondido en los resultados, aunque a los analistas les pueda engañar el resultadismo. Cómo poner en duda a un equipo que encadena diez victorias consecutivas?
Vivir del juego ha sido la premisa del Barça, encumbrar la máxima "al final, el fútbol te devuelve lo que le das", el motivo final de un equipo sobresaliente que difícilmente podrá volver a la excelencia del pasado.
Se vio la temporada anterior, cuando el Barça vivió en dos mundos antagónicos, el del indiscutible dominio en la Liga doméstica y el del batacazo europeo ante el Bayern de Múnich. Unos meses después con entrenador nuevo, Tata Martino, y la estrella emergente del fútbol mundial, Neymar, los azulgranas esperan revertir la situación.
Pero los indicios no invitan al optimismo. Es el Barça un equipo sin velocidad de crucero y una defensa frágil, como se vio ayer en Milán.
A jugadores capitales, como Andrés Iniesta, les falta ese punto de genialidad que marcan la diferencia; a Leo Messi esa explosividad que no tiene recién salido de una lesión muscular y a Neymar acabar de aterrizar en el fútbol europeo.
Y también está ante un nuevo universo el Tata Martino. El argentino se mostró asombrado por las "crisis semanales" cuando descubrió que en Barcelona resultado y juego van por caminos diferentes. En cualquier otra parte, ganar es sinónimo de jugar bien, en Barcelona no.
A las primeras de cambio, cuando el calendario aprieta, Martino ha decidido poner en barbecho su hoja de excel y la calculadora para equilibrar los minutos de los jugadores más cargados de partidos. Sin mucha lógica, ha vuelto a contar más la jerarquía que el estado de forma y el paradigma fue la presencia en el banquillo de Marc Bartra.
El joven central ha lucido con solvencia en las bajas de Mascherano, Piqué y Puyol, pero en cuanto todos están recuperados ha vuelto a su lugar, en una de las esquinas del banquillo.
El error de Javier Mascherano en el tanto milanista dibuja otro elemento a tener en cuenta en la dinámica del equipo. El jefecito venía de un mes sin jugar por lesión y erró, el argentino fue el único que puso el punto de autocrítica en el discurso del equipo.
Ni Martino -"no hemos retrocedido en el juego- ni Xavi -"se ha visto a un buen Barça- ni Piqué -"sólo puedo estar orgulloso del equipo"- admiten un ápice de duda en el juego del Barça.