La zona izquierda, el flanco preferido de Neymar
Neymar por la izquierda, Iniesta como centrocampista, otro extremo por la derecha y Cesc al banquillo. Ese fue el dibujo que manejó el técnico barcelonista Tata Martino en los 20 minutos finales del encuentro ante el Atlético de Madrid en los que firmó su mejor fútbol.
Barcelona / EFE.
Neymar por la izquierda, Iniesta como centrocampista, otro extremo por la derecha y Cesc al banquillo. Ese fue el dibujo que manejó el técnico barcelonista Tata Martino en los 20 minutos finales del encuentro ante el Atlético de Madrid en los que firmó su mejor fútbol.
El caso paradigmático es el del brasileño. Habitual delantero jugando por la izquierda con la selección de su país y con el Santos, Neymar ha brillado cuando ha jugado en esa zona.
Marcó en la ida de la Supercopa de España en el Calderón jugando allí, anotó contra el Real Madrid en el Camp Nou entrando desde la izquierda y ayer, ante el Atlético, volvió a lucir su talento y ofreció un gran gol entrando desde esa banda y aprovechando una gran asistencia de Iniesta con una perfecta definición.
Neymar es uno de los damnificados por la utilización del denominado pentágono por parte de Martino, de la alineación de un tripleta de centrocampistas (Busquets, Xavi, Cesc), más la de Iniesta como delantero por la izquierda y la de Messi como falso nueve.
Pero no sólo el brasileño. Iniesta, el jugador más en forma del Barca, pierde buena parte de su ascendencia en el juego si actúa por la banda. El manchego desde el centro genera pases interiores y activa la circulación del balón, desde la izquierda, posición natural de Neymar, todo es más complicado.
Y en el fondo todo gira en torno a la alineación de Cesc Fábregas, que no está a su mejor nivel y no ofrece jugadas desde la segunda línea, circunstancia en la que destaca especialmente, así como en su capacidad de conexión con Messi.
El argentino tampoco luce con demasiada densidad de tráfico en ataque. Con algún jugador, como el chileno Alexis Sánchez, fijando a los centrales, Messi se siente más cómodo y es cuando genera más peligro, algo que prácticamente no ofreció en el partido de ayer.
La idea de Martino de contar con los peloteros para tener la máxima posesión del balón y complicar la existencia al rival no funciona ante un equipo tan estajanovista como el del Cholo Simeone, por lo que los veinte minutos finales del encuentro ante el Atlético le pueden haber abierto los ojos al técnico azulgrana.
En una semana, el Barca se juega su futuro en Europa y necesita una nueva vuelta de tuerca. Martino ha sido capaz de que, con las rotaciones, sus jugadores lleguen, más allá de las lesiones, ha conseguido que sus jugadores lleguen enteros físicamente, pero tiene que ser capaz de confiar en una nueva idea para aprovechar el potencial de dos de sus jugadores más en forma: Iniesta y Neymar.
En un difícil final de curso, todo se le complica a los azulgrana. En la última pirueta del destino, una semana después de la lesión de Víctor Valdés (siete meses de baja), se ha producido la de Piqué (cuatro semanas) y la obligación de improvisar con Pinto y con Bartra, un joven central cuya progresión no se ha comprobado ante la falta de oportunidades.
A todo ello se le ha añade una denuncia por parte de la FIFA, la imputación y posterior dimisión del presidente Sandro Rosell a raíz del contrato de Neymar, los problemas de Leo Messi con Hacienda y las turbulencias institucionales en el seno de club, en ese bucle eterno que parece rodear al Bara desde hace un tiempo.
Neymar por la izquierda, Iniesta como centrocampista, otro extremo por la derecha y Cesc al banquillo. Ese fue el dibujo que manejó el técnico barcelonista Tata Martino en los 20 minutos finales del encuentro ante el Atlético de Madrid en los que firmó su mejor fútbol.
El caso paradigmático es el del brasileño. Habitual delantero jugando por la izquierda con la selección de su país y con el Santos, Neymar ha brillado cuando ha jugado en esa zona.
Marcó en la ida de la Supercopa de España en el Calderón jugando allí, anotó contra el Real Madrid en el Camp Nou entrando desde la izquierda y ayer, ante el Atlético, volvió a lucir su talento y ofreció un gran gol entrando desde esa banda y aprovechando una gran asistencia de Iniesta con una perfecta definición.
Neymar es uno de los damnificados por la utilización del denominado pentágono por parte de Martino, de la alineación de un tripleta de centrocampistas (Busquets, Xavi, Cesc), más la de Iniesta como delantero por la izquierda y la de Messi como falso nueve.
Pero no sólo el brasileño. Iniesta, el jugador más en forma del Barca, pierde buena parte de su ascendencia en el juego si actúa por la banda. El manchego desde el centro genera pases interiores y activa la circulación del balón, desde la izquierda, posición natural de Neymar, todo es más complicado.
Y en el fondo todo gira en torno a la alineación de Cesc Fábregas, que no está a su mejor nivel y no ofrece jugadas desde la segunda línea, circunstancia en la que destaca especialmente, así como en su capacidad de conexión con Messi.
El argentino tampoco luce con demasiada densidad de tráfico en ataque. Con algún jugador, como el chileno Alexis Sánchez, fijando a los centrales, Messi se siente más cómodo y es cuando genera más peligro, algo que prácticamente no ofreció en el partido de ayer.
La idea de Martino de contar con los peloteros para tener la máxima posesión del balón y complicar la existencia al rival no funciona ante un equipo tan estajanovista como el del Cholo Simeone, por lo que los veinte minutos finales del encuentro ante el Atlético le pueden haber abierto los ojos al técnico azulgrana.
En una semana, el Barca se juega su futuro en Europa y necesita una nueva vuelta de tuerca. Martino ha sido capaz de que, con las rotaciones, sus jugadores lleguen, más allá de las lesiones, ha conseguido que sus jugadores lleguen enteros físicamente, pero tiene que ser capaz de confiar en una nueva idea para aprovechar el potencial de dos de sus jugadores más en forma: Iniesta y Neymar.
En un difícil final de curso, todo se le complica a los azulgrana. En la última pirueta del destino, una semana después de la lesión de Víctor Valdés (siete meses de baja), se ha producido la de Piqué (cuatro semanas) y la obligación de improvisar con Pinto y con Bartra, un joven central cuya progresión no se ha comprobado ante la falta de oportunidades.
A todo ello se le ha añade una denuncia por parte de la FIFA, la imputación y posterior dimisión del presidente Sandro Rosell a raíz del contrato de Neymar, los problemas de Leo Messi con Hacienda y las turbulencias institucionales en el seno de club, en ese bucle eterno que parece rodear al Bara desde hace un tiempo.