Respeto el deseo de ‘El Nica’
El púgil panameño Luis “El Nica” Concepción dejó claro que no me dará una entrevista más. A su visita a las instalaciones de “Crítica” para
El púgil panameño Luis “El Nica” Concepción dejó claro que no me dará una entrevista más.
A su visita a las instalaciones de “Crítica” para una sesión de fotos, y visiblemente enojado, el campeón plata mosca del Consejo Mundial de Boxeo me manifestó su inconformidad por mi artículo ¡Hasta cuándo con “El Nica”! (4 de febrero), en el que hacía pública su irresponsabilidad de abandonar su lugar de concentración para asistir, en varias ocasiones, a la Feria de La Chorrera, estando a la puerta de una pelea de título del mundo.
Como es de conocimiento general, “El Nica” mudó su campo de entrenamiento desde el pasado fin de semana a La Chorrera, con el objetivo de concentrarse al 100% para su pleito del próximo 20 de febrero en Panamá, ante el peligroso pegador mexicano Carlos “El Divino” Fontes.
A “El Nica” no le gustó que le haya dicho la verdad. No le gustó que dejara al descubierto su irresponsabilidad de abandonar el campo de concentración y la de montar el Tagadá, en el que decide levantarse del asiento circular del aparato mecánico para pararse en el centro. ¿Con qué objetivo?
Según “El Nica”, esta maniobra, que raya en la locura, es algo normal para él, lo que deja en evidencia que en ningún momento pensó que este riesgo pudo haberle costado una lesión que traería graves consecuencias, como la cancelación de la cartilla y, por ende, pérdidas económicas para los que están detrás de toda esta defensa mundialista en territorio panameño.
Tengo que respetar el deseo de “El Nica” de no darme una entrevista más. Está en su derecho. Sin embargo, le aclaro que mientras yo siga ejerciendo la profesión de periodismo presentaré, con mucho respeto, la verdad, que como es lógico, muchos no desean escuchar.
Para cerrar, invito a “El Nica” a que vuelva a analizar lo que hizo y que ese enojo que presentó hacia mi persona lo utilice todo en el gimnasio y en su disciplina de cara a su próximo compromiso que, en papel, es una verdadera prueba de fuego.