Entre fuego y agua
En medio de limitaciones, pero con irrenunciable apego al lema de “Disciplina, Honor y Abnegación”, el Cuerpo de Bomberos de Arraiján
En medio de limitaciones, pero con irrenunciable apego al lema de “Disciplina, Honor y Abnegación”, el Cuerpo de Bomberos de Arraiján cumplió el pasado 28 de agosto, 64 años de labor incesante y una probada vocación de asistir al prójimo en momento en el que las llamas amenazan con convertir en cenizas su propiedad.
Una mirada retrospectiva coloca a estos héroes bomberiles en un modesto cuartel, con una bomba, generalmente con fallas mecánicas, sin suficiente combustible para trasladarse al sitio del siniestro por cercano que fuera, y con una marcada irregularidad: falta de agua.
Es un contingente de voluntarios que a cualquiera hora del día están prestos para sofocar los incendios que ocurriesen en el entorno.
Esas personas, durante más de seis décadas, han sido autores y protagonistas de cambios internos y externos que se han dado en el CBA, como es el crecimiento de personal que ya asciende a 198 unidades, entre permanentes, voluntarios, bandas de música y personal administrativo, seis vehículos que apoyan en las tareas de rescate y control de incendios, y un equipo sofisticado para atender estas calamidades, concedidos por la Comandancia General de los Bomberos a cargo de Pablo Tuñón con base en los méritos alcanzados por los bomberos de Arraiján.
Han transcurrido 64 años desde que se fundó el Cuerpo de Bomberos, y el aniversario fue propicio para recorrer las calles principales de la cabecera, acompañados de sus homólogos de otros distritos del oeste, haciéndose sentir en la comunidad que los ha visto crecer y multiplicarse, no solo en personal, sino en equipo y en responsabilidades que hoy día superan con creces.