Una vida de consagración
Este Jueves Santo se cumplieron cuatro años del arzobispado de monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, una designación que ha sido considerada una bendición para todo el
Este Jueves Santo se cumplieron cuatro años del arzobispado de monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, una designación que ha sido considerada una bendición para todo el pueblo azuerense.
De esta manera lo califica Gloria Mendieta, tía y comadre de monseñor Ulloa, quien expresa que no solo para ellos como familiares es de suma importancia, sino para todo el pueblo santeño y herrerano, pues en estas tierras fue donde se inició ese deseo de monseñor de seguir la vida religiosa.
Doña Gloria manifiesta que recuerda claramente que monseñor Ulloa de niño escuchaba una novela por radio llamada San Martín de Porres, esta novela era algo sagrado para él.
“Cuando vivíamos en Llano Piedra, ir a Macaracas en carro era una alegría para todos nosotros, eran nuestros paseos, pero José me pedía que no fuera, porque entonces él se perdía la novela y yo me quedaba para complacerlo”, expresó la señora Gloria.
Para la tía de monseñor, esta novela fue la que inspiró en esa época su interés por lo religioso.
Pasados los años, esta familia se traslada a la región de Chitré, para que él siguiera sus estudios y vive toda su juventud allí, cerca del colegio José Daniel Crespo, junto a sus otros dos hermanos, Dago y Mariela.
Cuando oficiaron la misa por primera vez en español (antes se hacía en latín), monseñor se la aprendió y no solo eso, además colocaba su altar, la mesa y les decía la misa a sus tías y hermanos.
Pero no es hasta el 17 de diciembre de 1983, cuando fue ordenado sacerdote en Chitré, mientras que en el 2004 fue ordenado obispo.
Todo este andar ha sido muy seguido por sus familiares, por ejemplo, doña Gloria cuenta que ella ha guardado todo tipo de revistas, recortes de periódicos, fotos y hasta las invitaciones a los homenajes en los que ha sido condecorado su compadre y sobrino José.
