Desafíos esperan a Bachelet
Si las elecciones presidenciales de mañana las gana la socialista Michelle Bachelet como se prevé, deberá sortear enormes presiones para hacer cambios estructurales en el sistema electoral,
Si las elecciones presidenciales de mañana las gana la socialista Michelle Bachelet como se prevé, deberá sortear enormes presiones para hacer cambios estructurales en el sistema electoral, los impuestos y la educación.
La candidata tendría la histórica oportunidad de cambiar la Constitución chilena que legó el dictador Augusto Pinochet para sofocar las presiones populares y estudiantiles que quiere darles participación electoral a partidos minoritarios, aumentar las jubilaciones, gravar con más impuestos a las empresas y reformar la educación superior para que sea pública, gratuita y de mejor calidad.
La viabilidad de su programa depende de los votos que negocie en el Congreso y que se sumen a la mayoría parlamentaria que obtuvo en las elecciones parlamentarias de noviembre, pues algunas reformas tienen que superar un umbral de votación de dos tercios de los votos porque la dictadura dejó amarrado los cambios constitucionales a esas altas votaciones.
“Llevamos 23 años de democracia y los problemas de hoy no son los de la transición, mientras más avanzó Chile en el tiempo, los problemas eran mucho más estructurales y la gente quería cambios estructurales”, dijo el académico de la Universidad de Santiago de Chile, Bernardo Navarrete.
La casi certeza del triunfo de la exmandataria proviene del 47% de sufragios que obtuvo en la primera vuelta electoral de noviembre frente al 25% de su rival oficialista, Evelyn Matthei, que en su acto de cierre de campaña reconoció que si gana “va a ser un milagro”.
Estas reformas no se hicieron cuando terminó la dictadura porque los gobiernos de la llamada ‘transición’ tardaron en negociar otros cambios constitucionales como suprimir la figura de los nueve senadores designados por Augusto Pinochet, cuatro de las Fuerzas Armadas, y la figura de los senadores vitalicios.
Matthei, rival conservadora de Bachelet, se opone a las reformas. Dice que la educación gratuita para el 10% más rico de la población implicará un derroche de 3,500 millones de dólares anuales y que los cambios tributarios afectarán a pequeñas y medianas empresas.