Mujeres uruguayas en misiones: armadas para la paz mundial
Uruguay ocupa el primer lugar adentro de la región en cuanto a la participación femenina en los contingentes de misiones de paz.
Por: http://www.elpais.com.uy/ -
Lucas tiene el grado de capitán y fue la primera oficial del Ejército uruguayo que participó de misiones de paz. Considera que esa fue una experiencia fundamental en su carrera militar y que la presencia de mujeres en misiones es positivo para las mujeres de los países donde están desplegadas.
Uruguay ocupa el primer lugar adentro de la región en cuanto a la participación femenina en los contingentes de misiones de paz y el onceavo puesto a nivel mundial entre los 122 países que contribuyen con tropas a estas operaciones de ONU. El porcentaje de mujeres uruguayas en el total de personal nacional en misiones de paz varía según la cantidad de voluntarias anotadas para ser desplegadas, y se ubica entre el 6% y el 9%.
Ocupan diferentes cargos por dentro de las misiones que van desde capitanes a cargo de diferentes funciones, como jefes de sección de un grupo, a doctoras, enfermeras, odontólogas, escribientes, intérpretes, psicólogas, traductoras, conductoras de vehículos, radio- operadoras de centros de mensajes, cocineras y personal que integra las secciones operativas de las diferentes compañías.
En general además, tienen una destacada participación en las tareas de asuntos civiles interactuando con la población local.
En septiembre se revisará y varios países —entre ellos Uruguay— buscarán profundizar la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del año 2000, que reconoce a las mujeres y los niños como los más afectados en los conflictos bélicos (ver columnas).
Ese texto destaca la importancia de que las mujeres participen en pie de igualdad e intervengan plenamente en la prevención y solución de los conflictos, la consolidación y el mantenimiento de la paz. También insta a que aumente la representación de la mujer en las misiones se incorpore una perspectiva de género en todas las esferas de la consolidación de la paz.
Según Lucas, "ha sido un cambio muy grande para el ejercito que entremos mujeres oficiales" (personal subalterno en misiones de paz hay desde 1992), lo más nuevo es el oficial combatiente mujer". Ella ya cuenta con dos misiones de paz (2006 y 2010), ambas al Congo y con personal a cargo.
Considera que fue una experiencia fundamental. "Viendo que somos un ejército de paz, creo que muchas cosas que nos enseñan en lo teórico pude poner en práctica en la misión, ya que por suerte acá no tenemos conflictos. En cuanto a esa experiencia, pienso estaría bueno que al menos, una misión todos tuviéramos", afirma.
Además de Lucas, El País entrevistó a otras tres mujeres que participaron en misiones de paz (una oficial y dos personal subalterno). Las cuatro coincidieron en que sus experiencias en Congo y Haití les hicieron valorar más a Uruguay, donde servicios como el agua potable y la luz eléctrica existen en todo el país y la educación es de mayor calidad que la de esos dos países.
Además del contacto con la población local y las ONG locales, las militares valoraron conocer a pares de otros países, entre ellos de China, Senegal, Paquistán, Egipto y Bolivia. "Es como ver un pedacito de un país en esa persona", define Lucas, quien en 2006 participó de un almuerzo de camaradería con oficiales de Senegal (país que no tiene mujeres en sus fuerzas armadas).
Otro tema que sobrevuela a quienes van en misiones de paz es "el hacha", la palabra con que se denomina la nostalgia o añoranza hacia la familia o el país. Para combatirla, dicen que lo mejor es estar la mayor parte del tiempo ocupadas e intentar disfrutar los pocos momentos de ocio
EXPERIENCIAS.
Deborah Lalinde es teniente y desde agosto de 2009 a septiembre de 2010 estuvo en misión de paz en Bukavu (Congo). Fue parte de una compañía de ingenieros, donde desempeñó varias tareas, entre ellas jefe de destacamento. Estar en una misión era una experiencia que quería tener antes de ser madre y que pudo concretar.
Gimena Chiazzaro fue como escribiente en misión de paz al Congo en los años 2008 (Kinshasa) y 2012 (Goma), trabajó en una compañía logística y en el comando de un batallón. "Una misión además de una ayuda económica es un crecimiento personal, ver que uno puede hacer algo aunque no sea mucho te hace crecer como persona", afirma. Agrega que el contacto con las ONG, intentando sobre todo mejorar las condiciones de vida de los niños, la fortaleció "y a su vez me enseñó a valorar mucho más lo que tengo acá".
Claudia Sierra viajó al Congo como personal subalterno a una misión de paz en el año 2004. "Fue básicamente por motivos económicos, estaba endeudada y la salida más rápida fue anotarme para salir en misión", dice.
Pero en el país africano descubrió que su inglés era mucho mejor del que pensaba. "Recuerdo que un jefe me dijo tenga cuidado que al atender el teléfono pueden hablarle inglés, la computadora también era en inglés y descubrí que me acordaba del idioma. Quedé como interprete de inglés, con tareas básicamente logísticas de alimentos para el personal y necesidades de la base".
Luego fue a otras tres misiones, todas a Haití, donde aprendió y aplicó muchos de sus conocimientos en logística. "Me sentí útil, me gustó y me dejaron trabajar. Mi enlace fue con agencias de ONU por diferentes temas y siempre en inglés", dice.
Las cuatro afirman que en las misiones que participaron no sufrieron un trato discriminatorio por ser mujeres y que en ello incidió su actitud de no sentirse menos y cumplir con las tareas que se necesitaran hacer. Consideran que esto también repercute en otros ejércitos que están en misiones de paz y en los que la mujer está relegada.
"Uruguay ha demostrado que nos tiene tan integradas a las mujeres, que el otro ejercito se tiene que adaptar a nosotros", dice Lalinde y las demás asienten con orgullo.