52 años del golpe de octubre

52 años del golpe de octubre

52 años del golpe de octubre

Por: Roberto Díaz Herrera Exjefe de Estado Mayor -

El coronel Roberto Díaz preparó un artículo sobre el golpe militar de 1968, pero incluye los antecedentes del Primer Golpe de Estado perpetrado en Panamá el 2 de enero de 1931 contra el presidente Florencio Harmodio Arosemena, que tuvo entre sus cabecillas a un joven de 30 años: Arnulfo Arias y que dejó como saldo 11 muertos y cinco heridos.

El 11 de octubre de 1968 el Teniente Coronel Omar Torrijos Herrera, tenía apenas 9 años más que aquel Arnulfo golpista, pero era ese hombre el que tenía 11 días como presidente, en un Panamá embarrado de fraudes liberales- varios contra él- y ya se sabía toda las mañas.

En las semanas previas al golpe de 1968, el General Bolívar Vallarino, jubilándose ya luego de 17 largos años como Comandante, le pidió a Arnulfo “que por primera vez se comprometería a “respetar el escalafón militar, sagrado para los uniformados”, y este, ya declarado triunfador, declaró ante el propio Vallarino, el Arzobispo Monseñor Tomás Clavel y el árbitro civil Juan de Arco Galindo, a que lo respetaría totalmente”. Ese “juramento político” lo violó apenas entró como Presidente el 1 de octubre de 1968 al defenestrar al militar con más antigüedad y reconocidos méritos, el Tte Crl Omar Torrijos; lo designó, como un acto de semi despedida de su carrera brillante: “Agregado Militar en Guatemala y El Salvador, con sede en San Salvador. La guerra antimilitarista estaba declarada.

Conociendo al personaje con el que lidiaran, un grupo de algo más de una docena, Mayores principalmente, con Omar como único Tte Coronel (los otros dos de ese rango, Camilo Saavedra y Ángel Rodrigo Arauz se volvieron “arnulfistas de pronto”, se iniciaron reuniones/conspiraciones para preparar “el golpe militar” y convertir la Guardia Nacional, de simples “sirvientes de políticos”, a “dueños del mando”.

Para entonces yo era un Capitán, y sabía que “casi no había oficiales con conocimientos superiores que les hiciera entender la política criolla, tan corrupta”.

Ya yo conocía la diferencia del pensamiento social del entonces Mayor Omar Torrijos. Había casi iniciado mi carrera militar a su lado, en 1962, como Subteniente, en la provincia de Chiriquí. Sensible, humano, ya conocía “como era el poder en Panamá”. Luego, fue llamado por el General Vallarino para ser su “Secretario Ejecutivo ascendiendo a Teniente Coronel. En ese cargo y en su antesala del Comandante Jefe, pisado diariamente por altos hombres del poder y las confabulaciones políticas de alto nivel, Omar acabaría haciendo una especie de “post grado en política criolla”. Callado, reservado, veía y oía mucho y hablaba poco. De modo que para octubre de 1968, Omar era uno de los poquísimos jefes que conocía los resortes políticos “y como se hacían las maracas”.

El siguiente en antigüedad era Boris Martínez. De carácter temperamental, difícil de entender, 100% castrense, impulsivo y ambicioso en extremo, había relevado precisamente a Torrijos como Mayor Jefe en Chiriquí. Era parte alta del complot. Entre otros de más antigüedad estaban los Mayores Fred Boyd, Humberto Ramos, Juan B (Neco) Bernal y unos pocos más. Otros de ese rango, como Bolívar Rodríguez y Víctor Mata, se alinearon con Arnulfo. Al estar divida la institución, y ante los problemas de bandas alineadas con liberales (Varilleros de Cuchito Vallarino y ayudados por el ex ministro de educación Rigoberto Paredes; y los “Boinas Negras” de Bucho Pinzón y Toty Suárez, las calles capitalinas, en especial la avenida Balboa, se llenaron de disparos y heridos de balas. ¡Había un caos y un comandante ya despidiéndose! Los diarios se llenaron de insultos gruesos de unos y otros. Con aquella antesala turbia se encargaba el controversial Arnulfo Arias. Como Capitán en la Guardia Presidencial lo viví de cerca.

EL DÍA “D” Y LA “HORA H”

La táctica de los militares era esperar la prima noche del día 11. No obstante, el Mayor Boris Martínez- sin duda para “ganar liderazgo adelantado” apuró en la tarde-aproximadamente tipo 4 pm el “Golpe” y declaró por radios provinciales: “que la Guardia Nacional desconocía el mando del presidente Arias, a la vez que ordenó el arresto de los principales dirigentes regionales del arnulfismo. Boris daba un salto calculado, a fin de quitarle el mando y el definitivo prestigio militar a su superior Omar Torrijos.

¡Curioso para mí hasta hoy que “los de seguridad del presidente no lo alertaron y ni se prepararan para contener ese golpe ya anunciado en David”, al punto que tipo 6 pm, el mandatario celebraba el nombramiento como Contralor de un señor Espino y luego ingresa al Teatro Lux con la que entonces era su secretaria Mireya Moscoso. Cuando ya Arnulfo supo del movimiento, en vez de encabezar la acción para repeler el golpe, cauteloso en extremo (raro en un hombre de acción) se fue huyendo a la Zona del Canal.

Ese alejamiento opacó mucho la resistencia a los militares de sus simpatizantes. Si bien hubo movimientos anti tropas de fanáticos militantes, fueron pocos y pronto controlados por la Guardia Nacional y sus servicios de Inteligencia (S.I.M.). Al final sus defensores se volcaron en valerosas guerrillas en las tierras altas, fronteras con Costa Rica, donde dieron algunos golpes fuertes a las tropas oficiales, con hábiles emboscadas que causaron bajas a las tropas institucionales, pero a la postre, por falta de jefes entrenados y armas, fueron derrotados.

Para desmentir “crónicas urbanas” de detractores de Omar (“que si estaba borracho, que lo mandó Boris a buscar dormido en un Patrulla, etc. etc.), luego de que me ordenara mi jefe el Mayor Bernal llevar unos 90 hombres de la Guardia Presidencial al Palacio Justo Arosemena, “a brindarle una calle de honor a la llegada y salida de la Asamblea al nuevo presidente”, y al ver que los ascensos y traslados de jefes y oficiales-por 1ª vez en la historia institucional, en vez de publicarse primero en el “órgano oficial de la Guardia Nacional llamada “Orden General del Día”- incluyendo mi traslado de segundo jefe en Coclé-, salían diariamente en La Estrella de Panamá ordenadas por el Ministro de Gobierno y Justicia, Norberto Zurita y su viceministro Bolívar Dávalos- y al ver que a Omar (pese a los juramentos de Arnulfo de respetar el orden de antigüedad) lo mandaban a un exilio forzoso en El Salvador- y siendo yo su primo hermano me llegaba la podrida- pedí 15 días de vacaciones a partir del día 5 de octubre-cuando ya de civil pasé a la Comandancia donde aún estaba Omar en su despacho (mientras se supone esperaba pasajes y viáticos, etc.) y lo encontré con los ojos irritados del cigarrillo y el estrés- vigilado por un espía lleva y trae “el capitán Pedro “Pellín”Pérez.

Al detenerme donde Omar casi le hablé como otro “pronto civil”. A su oído y de espaldas al “sapo” le susurré:”¿Y te vas a quedar así, teniendo tanto ascendiente entre oficiales y tropas?” Muy a su estilo, calculador, callado, taimado para los complots, solo me dijo, echándome a mi cara una bocanada de humo: “¿ya terminaste?; entonces puedes irte” Eso sería el día 6 de octubre.

El 11, tipo 7 pm, la empleada de mi suegro se me acercó cuando me vio conversando con él y me dijo: “Capitán Díaz; lo busca un Jeep con un oficial. Me alerté: de civil, me puse debajo de la camisa mi pistola 45, y fui a la salida: (¿me irán a arrestar por algo de Omar?- pensé!) Era el entonces Teniente Moisés Del Rio. Llegué donde él cauteloso. Se me cuadró militarmente: “Permiso mi Capitán, dice mi Coronel Torrijos que se vaya conmigo al cuartel y lo llame enseguida” ¡BINGO!, me dije. Al contactarlo Omar me echó la envainada del año: ¿dónde carajos te metiste?, te buscamos ayer para la toma de la presidencia y nadie te encontraba: ¡Vente para acá de inmediato! Fue mi envainada más feliz. “TODO ESTABA CONSUMADO”.

Fuera del cuartel unos 80 a 100 veragüenses, entre ellos varios primos hermanos de Omar y mios-los Pérez Herrera, con un hermano diputado arnulfista, el exsacerdote y ya casado Carlos, gritaban “abajo los militares traidores, Viva el Doctor Arnulfo Arias. ¡La tortilla se había volteado! En mi primer carro propio, un Renault 4, sacado a crédito, salí volando hacia la capital. Ya en la Comandancia Omar como Jefe Supremo daba órdenes. ¡Pero tenía otra conspiración interna! Boris quiso “emparejarse de rango con él” y saltó de Mayor a Coronel…. como un Napoleón. Y en un proceso de poco tiempo el que tomó el real mando militar fue Boris. Pegados a él, Fred Boyd y Alejandro Araúz encabezaron una cruda y dura represión no solo contra dirigentes arnulfistas sino contra comunistas o quién oliera a izquierdas.

La Cárcel Modelo se llenó, y lo mismo en provincias. Realmente pese al rango y título de Omar como “Comandante Jefe”, Boris le arrebató el mando real, e incluso los ministros iban a su despacho antes que al de Omar. Tanto quiso mostrar poder sobre su jefe que al mandar Omar a liberar de la cárcel modelo a su primo Carlos Pérez Herrera y llevarlo a dormir donde una prima de ambos en Villa Lilla, Amanda, donde ambos conversaron esa noche del 31 de diciembre casi hasta medianoche, a la mañana siguiente, tipo 7 am. Boris envió a un Patrulla a llevarlo de vuelta a la Modelo.

En su estilo, Omar aguantó callado, tenso y tragando sapos, de octubre hasta febrero. Lleno de egolatría un día lunes, Omar cita a su rival “a conversar con él”. Ni siquiera hablaron por un minuto luego de saludarse calculadamente, cuando dos tenientes coroneles, entre ellos Nenzen Franco, le pusieron llaves de luchador, le esposaron y le pusieron esparadrapos en la boca. ¡Hasta allí llegó el efímero reinado de Boris! Llevado al aeropuerto de Paitilla, un avión con motores encendidos le esperaba para “su último viaje de militar activo”. Allá le esperaban agentes de migración- ya advertidos- y lo recibieron como inmigrante forzado. ¡Hasta el día de hoy” Si “los verdaderos liderazgos son sustentables con el tiempo”- como el de Omar hasta hoy a 39 años de su asesinato, el de Boris nunca lo fue.

Omar, DE COMANDANTE A LÍDER.

La gente aún tenía la idea “de los policías pata podrías y medios brutos o brutos enteros y mandaderos de los altos políticos”: ¿cómo podrían gobernar si no están preparados? Encima, otros coroneles preparaban una guerra interna contra él para sacarlo del mando. Y eso se concreta el 15 de diciembre de 1969 mientras Omar visitaba México (algo más conocido.

Un grupo encabezado por el Coronel Amado Sanjur le avisa a ese país azteca en la voz del coronel jubilado Pinilla: “Usted ha sido destituido y pronto le enviamos a su esposa Raquel y a sus hijos y dinero para vivir”. Omar los mandó para el carajo: “Piensen bien lo que hacen y a sus consecuencias”. Creyendo que siempre se da lo de “Tongo botado no pone boletas”, Omar los vuelve a sorprender y en una acción audaz e inesperada como sorpresiva entra el día 16 dic- solo a horas del aviso- por David desde México DF con dos escalas para el bimotor, una en tierra mexicana y la otra en San Salvador- donde por haber estudiado allá tenía amigos- y estos lo apoyaron para su retorno, desde la Base Aérea Militar, incluso con un avión civil prestado y un par de aviones militares escoltándolo hasta la frontera con Costa Rica. Al llegar de madrugada a David, alumbrado con luces de carros, Noriega le apoya y así quedaba solo reducir a las dos mejores compañías de soldados existentes que hasta la madrugada del 16 respaldaban a los golpistas: Las de Panamá Viejo y la de Tocumen (en una de ellas era subteniente Daniel Delgado Diamante), luego ligado a una escolta de Omar.

Tipo 5 am de ese día 16, el Tte Crl Luis Segura, quien en mi cama y a mi oído me dijo:” ey Roberto, parece que el Viejo entró por David”. Salté de mi cama como resorte, me coloqué el uniforme regular y salí al pasillo central de la Comandancia. Alerta a todo, no vi soldados con casco; solo unos 3 sargentos del escuadrón de Caballería y unos 300 policías desarmados y tendidos en sofás, muebles viejos y hasta en el suelo. ¡Nadie los tomaba en cuenta! Veteranos y cabreados querían a Omar; yo había sido su jefe unos 6 meses antes.

Ingresé al despacho antesala del Comandante- la Secretaría Ejecutiva- que tiempo más tarde sería mi despacho y pude escuchar a Sanjur, desde afuera:”Puta Madre, ¿qué está pasando?; pregunto por el Jefe del Cuartel y me ponen es al segundo” Y me dije: “Parece que eso es todo para Kobayashi”. No había hablado con Omar estando él en México como otros jefes de cuarteles. Me habían quitado mi subametralladora UZI y dejado “bajo arresto interno en el cuartel central”.

Caminé hacia la oficina de la Policía Metropolitana, mí sede de mando meses antes y al no ver al Mayor Thurber que me relevó, sí vi, bien uniformado y armado al Cap. Hermógenes Doens, con su metro ochenta que había sido también mi segundo al mando. Ante sus ojos- anhelantes- y con puras señas gestuales, le “pedí su carabina a un sargento del escuadrón” que me la soltó sin esfuerzo, y Doens hizo otro tanto (había sido 2do jefe de ellos) y enseguida tomamos la ruta próxima a la armería central rodeados de los 300 policías que gritaban: “VIVA MI GENERAL TORRIJOS Y ABAJO LOS TRAIDORES-

De jefe en esa armería estaba el Cap Pablo Garrido y le tocamos el portón de acero: “Ábrenos, soy tu superior- le dije ante sus ojos de asombro, mirando él por una ventanilla enrejada”, respondió: “olo abro esa puerta por órdenes de mi coronel Sanjur o Araúz”, Doens le apuntó con su carabina y le gritó: “o seas huevón Garrido; ya mi General Torrijos entró por David; abre o te disparo, y le apuntó a la cabeza” (no había aún en el ambiente tropas de élite de las dos compañías de fusileros).

Forzado, Garrido abrió y Doens lo empujó y entramos a armar a las tropas policiales que gritaban.“Viva el General Torrijos”. Con carabinas y esos aproximadamente 300 hombres eufóricos dando vivas a Omar recibieron mis órdenes de arrestar a los golpistas. En eso vi que entraban a esa área los dos contingentes de élite y tuve una ligera y breve discusión con el Jefe de Panamá Viejo, Cap. Rogelio Alba, que de inmediato se alineó con nosotros. Minutos después pasaban pálidos, Sanjur y los demás alzados, a quienes mandamos a meter en las celdas de prevención en planta baja. Allí tipo 5:45 me comuniqué con el Cuartel de David, donde ya estaba Omar y le dije “TODOS ESTÁN ARRESTADOS” ¡Terminó todo!

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